Alonso comienza en Australia el camino de la resurrección

David Sánchez de Castro COLPISA

DEPORTES

PETER PARKS | AFP

Los libres confirman la mejoría del McLaren Honda, que aún no se encuentra en condiciones de luchar por el podio

19 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A lo largo de las 15 temporadas que lleva Fernando Alonso viajando por la Fórmula 1, Australia siempre ha sido una visita especial. No sólo por ser el inicio del Mundial en la mayoría de ellas, sino porque el Albert Park de Melbourne nunca deja indiferente. Su sinuoso trazado en algunas zonas recuerda a un circuito semiurbano, y en otros parece un circuito al uso. La climatología es tan cambiante que puede haber lluvia en un punto del circuito, mientras que en otro un sol reluciente puede volver loco no sólo a los pilotos, sino también a los ingenieros.

Para Alonso, Melbourne fue el escenario donde deslumbró en la Fórmula 1. En 2001, con un monoplaza más parecido a Frankenstein que a un coche de carreras, el asturiano se plantó en el gran circo junto a Juan Pablo Montoya y Kimi Räikkönen como uno de los novatos de la temporada. Dos de ellos acabaron siendo rivales, campeones del mundo y, al final, compañeros de equipo.

Tras un año en el banquillo, regresó a Melbourne en 2003 ya como piloto de Renault. Ese coche distaba mucho, para bien, del que le permitió hacer sus primeros giros en el Fórmula 1 y en la primera carrera de la temporada puntuó, con un gran séptimo puesto y remontando tres posiciones con respecto a su plaza de parrilla. En la carrera siguiente, en Malasia, logró su primera pole y su primer podio, como preludio a la gloria que llegaría más adelante.

Y es que en el 2004, Alonso sabía que tenía opciones serias de lograr colarse en la batalla por el título. El F2004 de Michael Schumacher pronto se vio imposible de cazar, pero Melbourne fue el escenario del primero de los cuatro podios de aquella temporada, en la que el asturiano finalizó precisamente cuarto. En el 2005, el año de su confirmación, de nuevo un tercer puesto, con el extra de la vuelta rápida, para arrancar la campaña más inolvidable de su vida como deportista, que acabaría encumbrándole como el campeón del mundo más joven de la historia, récord que luego le arrebató Sebastian Vettel.

Al año siguiente, 2006, y ya con el dorsal ?1? en el irrepetible R26, logró por fin su primera y única victoria en Australia. Aquella temporada no fue el gran premio de apertura, sino el tercero, debido a los Juegos de la Commonwealth, y Alonso supo esquivar los cuatro coches de seguridad que salieron en una de las carreras más caóticas de los últimos tiempos. Fue el cenit de un Alonso que en Australia no ha vuelto a saborear el champán como ganador.

Ahora le toca resarcirse. El Gran Premio de Australia del 2016 comenzó ayer en los libres con dudas, climatología adversa y Alonso en el top 10. El propio piloto ya avisaba de que, en condiciones normales -es decir, sin lluvia- su puesto iba a estar mucho más atrás, pero el Albert Park es un trazado poco dado a las especulaciones y a las predicciones. Si alguien lo sabe bien, ese es Fernando Alonso, que después de la clasificación del sábado, afrontará el domingo (6.00 horas, Movistar+) el inicio del camino para volver a emerger entre la élite del Mundial.