Ensayo general para la Sudáfrica 2010

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

CHEMA MOYA

Es la generación de oro del fútbol español, y la representación gallega estuvo a cargo de Coira, Lombardero y Couñago

14 mar 2016 . Actualizado a las 18:54 h.

Nadie podía imaginar lo que los jóvenes jugadores de la selección española habían sufrido en Nigeria cuando el gallego Pablo Couñago marcaba el 0-3 a la media hora y encarrilaba la final entre Japón y España en Lagos. Todo parecía muy fácil, a cuatro mil kilómetros de distancia. Es probable también que ese último día fuese el más apacible de aquel Mundial sub-20 que acabó ganando España, el primero de la historia y cimiento del absoluto de Sudáfrica 2010.

El golpe moral que supuso el fallecimiento del padre del seleccionador Iñaki Sáez, las condiciones sanitarias, alimentarias y de seguridad complicaron la estancia en Nigeria. Fue necesario un pulso oficial para cambiar la pensión con cama individual para cada par de futbolistas asignada antes de los cuartos de final ante Ghana por el lujoso hotel de los africanos y que, decían, estaba embrujado. Por otra parte, Lorenzana (preparador físico) y Sáez tuvieron que convencer a los jugadores de que no abandonasen a mitad de competición. Y tras la final, el plantel se levantó sin cenar el ágape oficial en protesta por la decisión de FIFA de dar el Balón de Oro a Keita y no a Xavi. No hubo margen a trasnochar, por la inseguridad. Apenas un baño en la piscina y unos bailes en el casino del hotel. Al día siguiente, visita a la embajada española.

Álex Lombardero, Pablo Couñago (pichichi con cinco goles) y Pablo Coira eran los gallegos de aquel equipo. «Contra Brasil, nosotros éramos los asustadizos, pero ante Japón, ellos ni nos miraban a los ojos», recuerda Lombardero. «Hacía mucho viento, y creo que la afición iba con nosotros. De niños veíamos Oliver y Benji y nos reflejábamos en ellos, y encima la final contra Japón... Esa noche no pude dormir. Mi sueño desde pequeño se había cumplido», relata Álex.

DAVID GUTTENFELDER

«Estábamos hartos. Incluso tuvimos que dormir en chándal y comer alimentos que trajimos cada uno en una mochila desde España. Para llamar, usábamos tarjetas de diez minutos que valían el salario medio de Nigeria. El autobús se cruzaba manifestaciones con neumáticos quemados... pero fuimos una piña. Lorenzana nos dijo: 'Del segundo nadie se acuerda'», rememora Pablo Coira.

Couñago añade: «Antes del partido, nos trajeron periódicos de España y cuando nos vimos en las portadas alucinamos. Se suponía que Japón iba a ser un rival duro, pero salimos muy enchufados. Creo que el Mundial lo valoró más nuestro entorno que nosotros mismos».

Gabri anotaba el definitivo 0-4 en el 51. Jugaron la final Aranzubía, Coira, Marchena, Jusué, Bermudo, Varela (Rubén, min 63), Orbaiz, Xavi, Barkero (Aganzo, min 80), Gabri (Colsa, min 71) y Couñago.