Cinco medallas, tres de ellas de oro, y cuatro récords autonómicos, un botín respetable

x. r. c. REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

07 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia aprobó en la pista del polideportivo de Gallur. Porque cumplió las expectativas, confirmó que la diversificación ya es un hecho en el atletismo gallego y abrió una ventana para el futuro con dos jóvenes acumulando récords.

Rara vez las previsiones del atletismo dejan de cumplirse, pero los tres oros gallegos demostraron su gen competitivo. Ana Peleteiro volvió a una competición de nivel después de casi un curso en blanco por mor de una lesión que parece haber superado definitivamente. Ganó con autoridad el triple salto y aunque se quedó sin mínima para el mundial indoor de Portland, parece una baza más que probable para los Juegos de Río.

Okutu se ha convertido en un especialista en coleccionar títulos en el salto de longitud bajo techo y ya lleva cuatro, siendo el saltador masculino más relevante en el panorama atlético español por detrás de Eusebio Cáceres. Los dos, tanto Ana como Jean Marie, han demostrado, por diferentes caminos, que Galicia también se puede hacer un hueco en las pruebas técnicas.

Solange Pereira, la otra pata del oro, es la heredera del fondo gallego. Se ha convertido en la reina de la pista y del 1.500, porque ya encadena tres títulos consecutivos (dos bajo techo y uno al aire libre) y porque nadie es capaz de ganarle en la milla. Solo le falta que sus piernas exploten la marca que llevan dentro.

La cosecha de medallas se cierra con la plata de Belén Toimil, que en no mucho tiempo discutirá el oro en peso a Úrsula Ruiz; y el bronce de un Alfonso Palomanes que nunca ha dejado de presentar batalla en el triple salto pese a que poco a poco el foco se haya ido alejando del ourensano. Siempre será un tapado con posibilidades.

Pero a las medallas que marcan cualquier balance en un campeonato es necesario añadirle los cuatro récords. Dos de ellos de un Mauro Triana llamado a marcar una época en la velocidad gallega -la punta de lanza del grupo de Tuñas- y otros dos de dos jóvenes con mucha proyección. Saleta Fernández es la avanzadilla de la generación de Bakú y en Madrid se quedó a las puertas de su primera medalla absoluta en salto de altura cuando todavía es júnior, mientras que Paula Iglesias fue capaz de jubilar en el 400 la plusmarca júnior más longeva del atletismo gallego.