Un gallego en el país del básquet

josé m. fernández REDACCION / LA VOZ

DEPORTES

Alberto Blanco relata su experiencia en Lituania, donde acaba de ganar la Copa

28 mar 2016 . Actualizado a las 13:18 h.

Apenas alcanza los 3,5 millones de habitantes, pero desde su independencia, en 1990, Lituania pelea en todas las grandes competiciones de baloncesto por subir al podio. Ha estado presente en todas las citas olímpicas desde 1992, tiene tres bronces en los Juegos y uno mundial, tres oros Europeos y es la actual subcampeona. Los lituanos son altos, rubios y competitivos; así que la genética, que parece su mejor aliada, explicaría parte de los motivos por los que el baloncesto es en Lituania el deporte nacional, una pasión irrefrenable. Al gallego Alberto Blanco (Vilagarcía, 1970) le impulsa la misma pasión por un deporte en el que ha ejercido como entrenador, director deportivo, scouting y presidente. Desde el verano pasado es miembro del cuerpo técnico del Lietuvos Rytas, el club que rivaliza con el Zalguiris por la hegemonía del baloncesto en el país del baloncesto. Tras medio año en Vilna, habla de su experiencia:

El baloncesto

Un deporte que lo inunda todo. La primera vez que visité Lituania fue hace doce años. Entonces trabajaba para el Unicaja y acudí a Vilna para asistir a un Europeo sub-16; me encontré con un país relativamente moderno, con estructuras todavía de la antigua URSS, pero, sobre todo, el baloncesto inundaba todo, estaba en todas partes. Ahora, todo sigue igual, las estrellas y cuyas fotos están por todos los lados son Kalnietis (Milán) y nuestro pívot Kavaliauskas. Sus caras están en los buses, en las chocolatinas... En las tiendas de deportes la mayor parte del material tiene que ver con el baloncesto lituano. Sabonis es la persona más importante del país a nivel deportivo. Junto a Marciulonis es el deportista más famoso de un país en el que el baloncesto es todo, su gran orgullo y el deporte que los sitúa en el planeta deportivo.

Competitivos

Altos y tiradores, les gusta apostar. Para hacernos una idea de lo sorprendente que es que Lituania sea una potencia mundial baste decir que su población es similar a la de Galicia. Su genética parece estar hecha para el baloncesto. Llama la atención la altura de la gente, sobre todo de la mujer, aunque paradójicamente, y nadie me sabe explicar los motivos, el nivel del baloncesto femenino no es el del masculino. Todos entienden y siguen este deporte. Son tiradores por naturaleza, tienen un don especial, quizá motivado por el carácter extremadamente competitivo. Les gusta mucho apostar. No conozco de cerca el asunto, pero apuestan a todo y me dicen que eso a veces siembra dudas sobre resultados deportivos que no encajan. Hasta el punto de haber habido algunas sanciones.

Urgencias

Cuatro entrenadores. Yo llegué como ayudante de Marcelo Nicola, pero ya hemos tenido cuatro entrenadores. Es algo muy habitual. Existen muchas urgencias, solo vale ganar. Como en el fútbol español con los grandes, con la primera derrota empieza el lío, un tsunami que no para... Del baloncesto se sabe todo, se lee todo... es el fútbol de España. Y todo es noticia. La presión es brutal.

Tensión

Rivalidad con Zalguiris. Te tienes que ganar su respeto en el día a día, con el trabajo y demostrando que estás para ayudar. Solo una vez me sorprendió, en un avión, tras perder en la Eurocup en Salónica por cinco que uno me lo recordó señalando con la mano «cinco, sí, cinco...», pero es raro que suceda algo así. Incluso los grupos ultras, que aquí están en el baloncesto, no se suelen meter en follones. Lietuvos Rytas es el periódico de mayor tirada de Lituania, un grupo mediático importante. Significa «La Mañana de Lituania». La rivalidad con el Zalguiris es enorme, tipo Real Madrid y Barça en España. En la fase regular nos enfrentamos en cuatro ocasiones. Ya hemos jugado tres, perdimos dos y ganamos una. Menos mal que la semana pasada les ganamos en la Copa, bajo una enorme presión.

Veteranos

Ligas de 600 equipos. Para hacerse una idea de lo que supone el baloncesto, hay ligas de jugadores sénior con más de 600 equipos, solo en Vilna. Sí, digo bien, 600 equipos. Los pabellones están repletos. Hay toneladas de categorías y clasificaciones, te pierdes. Un día vinieron a nuestro pabellón tras el entreno un grupo de gente por encima de los 60 años. Entre ellos estaba Valdemaras Homicius, que tuvo el detalle de pararse a hablar conmigo... en castellano. Lo conocí ese día. Ahora ya tenemos un poco más de relación.

Seguimiento

Baloncesto en los bares. Cuando ha estado aquí mi familia le ha llamado la atención que en los bares y restaurantes si hay cuatro televisiones todas tienen básquet. En España es fútbol, aquí es baloncesto. Existe un seguimiento absoluto, de la NBA, de la ACB... y todo aquel equipo en el que juegue algún lituano. Emiten al menos un par de partidos a la semana de la ACB en directo. Así que a los que nos apasiona el baloncesto disfrutamos muchísimo.

Europeo

Un país paralizado. La final del Europeo entre Lituania y España paralizó el país. Vi la primera mitad en un pub y la segunda en un bar. Los dos estaban abarrotados y la ciudad paralizada. Sufrí cada canasta. No me atrevía a aplaudir, hablaba solo. Al terminar el partido tuve el valor de aplaudir. No me encontré ningún problema. Hice la foto con la pantalla gigante y me fui a casa. Al terminar el partido, en el bar, la gente solo aplaudía. Creo que se llama respeto al rival.