Será una de las finales más esperadas de todos los tiempos por el simbolismo que conlleva que sea la número 50. La NFL tirará la casa por la ventana. Además, seguro que la organización tenía preferencia por los Broncos y no por los chicos malos de los Patriots en esa final de la AFC que otorgaba una plaza para la Super Bowl.
Ahora, el que debería partir como teórico favorito, los Broncos, van con el cartel de víctimas frente a unos Panthers que vienen asustando y pisando fuerte, humillando a los Cardinals en la final de la NFC. Es la figura de la súper estrella Manning que fue suplente durante la temporada porque no estaba fino y ha vuelto avalado por su veteranía, frente a los jóvenes que vienen comiéndose el mundo. Será el colofón a una larga temporada de seis meses intensos donde la factura del esfuerzo físico será muy importante.
Broncos y Panthers son dos equipos opuestos en todo: juego, filosofía, carácter y leyenda. Los Broncos se basan en su defensa, la mejor de la Liga. Tienen una front four potente y una secundaria espectacular, que maniató a Brady en el partido contra los Patriots, cuyo ataque parecía imparable. En este contexto, Manning, candidato fijo al hall of fame, parece un actor secundario.
Enfrente tendrá a Cam Newton, mi claro favorito al MVP y con un equipo que destaca por su ataque. Es un quarterback negro corredor, capaz de pasar y con características de juego west coast que encaja perfectamente en un ataque read option con jugadores muy polivalentes. Al contrario que Manning, que lanza, lee defensas, pero tiene una movilidad más limitada. Esa puede ser una de las claves: cómo se las apañan unos defensas muy buenos con una línea secundaria muy buena, pero que tendrán delante a un quarterback que no necesariamente va a lanzar en cada jugada y cuyo juego es más difícil de leer.