Florentino perpetúa el bochorno blanco

Francisco Pastor REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

PIERRE-PHILIPPE MARCOU / Afp

El Real Madrid anuncia que recurrirá a la justicia ordinaria tras perder en el TAD el caso Cheryshev

29 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni siquiera el revolcón que se llevó el 4 de este mes, dos días después de que el Real Madrid hiciese el ridículo en el estadio Ramón de Carranza alineando a un jugador suspendido, Denis Cheryshev, en su partido de Copa contra el Cádiz, ha frenado a Florentino Pérez. Tan solo 48 horas después del esperpento, el juez de competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Francisco Rubio, fallaba a favor del conjunto andaluz en su recurso por alineación indebida del Madrid. Pero no lo hacía de una forma cualquiera. Su resolución es uno de los textos más duros que se recuerdan contra una parte en el derecho deportivo español. No solo no atiende las alegaciones del Real Madrid por una supuesta falta de comunicación de la sanción al jugador, sino que recrimina tanto al club como al propio futbolista que no hubiesen puesto la diligencia debida que se le presupone en el deporte profesional. A Florentino le dio igual. «Seguimos pensando que tenemos razón, que el interesado no lo sabía y el Real Madrid tampoco», se enrocó el presidente en todas sus comparecencias públicas desde la fecha. Y anunció que, si llegaba el caso, acudirían a la justicia ordinaria. Pues el caso ha llegado. Ayer el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), la última instancia en jurisdicción deportiva en España, también falló en contra del Madrid. Después de denegarle la cautelar, lo que habría posibilitado la disputa del encuentro de vuelta de la eliminatoria en el Santiago Bernabéu, el organismo que depende del Consejo Superior de Deportes, le ha dado un nuevo portazo a Florentino.

El recurso ante la justicia ordinaria es otra huida hacia adelante. Incluso si le diese la razón -un caso improbable-, no se libraría de esta eliminación deshonrosa. Es solo una nueva estrategia para ganar tiempo, para tratar de que ese problema se diluya entre la grada. Pero no es una más. Es la gota que ha colmado el vaso. El esperpento del clásico, la salida de Casillas, el despido de Ancelotti y los sobrecostes en los fichajes que no cumplen las expectativas han acabado de consumir la paciencia de los aficionados a un conjunto que siempre había presumido de señoría, de reconocer cuando uno se equivoca o cuando el adversario ha sido superior sobre el rectángulo de juego.

De aquel Madrid apreciado en toda España, Florentino apenas ha dejado nada. La imagen del club se ha ido deteriorando en cada uno de sus mandatos donde acumula una sucesión de despropósitos difíciles de igualar. Ni siquiera ha sido bueno en la gestión del éxito. El verano pasado cuando Ancelotti ya había conseguido apaciguar la relación entre la plantilla, el cuerpo técnico y los seguidores, al presidente no se le ocurrió nada mejor que prescindir del italiano. Una temporada floja y la percepción de que, como Del Bosque, Ancelotti era demasiado permisivo con la constelación del Real Madrid. Pero el recambio que barruntó con la ayuda del director general del club y su brazo derecho durante todos estos años, José Ángel Sánchez, fue Rafa Benítez. Un técnico a quien por su idea de fútbol y forma de ser le ha costado conectar tanto con el vestuario como con el público.

De ahí que Benítez esté en la cuerda floja y con él Florentino. Pese a que va a usar al entrenador como diana para que los pañuelos blancos no se revuelvan contra él, el presidente sabe que su margen de maniobra es muy ligero. De hecho, piensa en un golpe de efecto en el banquillo por si el descalabro de Benítez sigue creciendo. Varios medios aseguran que el Real Madrid ha contactado con Mourinho. Florentino ya había asegurado en su despedida que lo consideraba un hombre idóneo para dirigir al Real Madrid. Curioso que la persona que más se ha alejado de los valores tradicionales del madridismo, de esos dogmas de señoría y saber estar, sea el prototipo de Florentino para salvar no al Madrid, sino su segunda etapa en las oficinas de Concha Espina.

Y es que los intereses del Madrid y los de Florentino hace ya tiempo que parece que no caminan de la mano. Lo suyo es un ejercicio de megalomanía, a acumular cromos. Pero la realidad es que pese a que ha paseado la chequera con soltura en cada período de fichajes, el Barcelona le ha ganado sistemáticamente la partida. Florentino está lejos de ese ser superior dibujado por Butragueño. Más bien parece un chapuzas.