Veinte años de la Ley Bosman

Nils Bastek STUTTGART / DPA

DEPORTES

© STR New / Reuters

El futbolista que provocó la eliminación de las indemnizaciones por traspaso y la libre circulación en la UE lamenta que el fútbol se haya convertido en un negocio

15 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El 15 de diciembre de 1995, un tribunal de la Unión Europea (UE) en Luxemburgo dictaminó que era ilegal que los clubes cobraran por un traspaso cuando el contrato había concluido, así como fijar cupos de extranjeros para futbolistas de países de la UE. La lucha de Bosman había triunfado. Pero el propio ex jugador siente que no se cumplieron los objetivos de aquella pelea. A 20 años de una sentencia que revolucionó el fútbol y que lleva su nombre, el inductor se siente frustrado. «El fútbol se convirtió en un negocio, los jugadores ganan cifras astronómicas y ya no se respetan los contratos», se lamenta.

«Los futbolistas fueron puestos en libertad de inmediato, pero no entienden hoy en día lo que significó la sentencia», indicó el belga en una entrevista con la revista alemana Kicker. «Quisiera que los futbolistas de hoy comprendan que un hombre luchó por ellos hace 20 años hasta las últimas consecuencias», añadió antes de asegurar que «fue una ley positiva, pero fue utilizada para el propósito equivocado».

Bosman denunció en 1990 que su club de entonces, el RFC Lieja, no quería dejarlo marchar al finalizar su contrato sin que pagara una suma de dinero. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo le dio la razón cinco años después y desató una revolución. «Fue una sentencia con graves consecuencias para el fútbol, especialmente para los clubes», asegura Karl-Heinz Rummenigge, el presidente de la junta directiva del Bayern Múnich. «Hasta entonces, teníamos un mundo que funcionaba relativamente bien entre los clubes», añadió el alemán. «El veredicto se tradujo en un gran movimiento en términos de salarios y transferencias. Agradable para los jugadores y malo para los clubes».

Aquella victoria de Bosman, en realidad, no fue tal para el belga.

Si bien tras la sentencia los jugadores pudieron irse libres tras finalizar sus contratos, a Bosman no se lo permitieron. Su carrera se terminó con aquel frustrado traspaso al Dunkerque, de la Segunda División de Francia. Su historia es la de un hombre que ganó una larga batalla, pero perdió mucho más. Bosman nació en 1964 en Montegnée, un barrio de Lieja. Aún hoy vive en la región. Lo mejor que el futbolista logró durante su corta carrera fueron dos partidos de Copa UEFA ante el Tirol y el Rapid de Viena.

Bosman era un centrocampista sin un talento especial. Su carrera empezó en el Standard de Lieja, pero es más recordado por su paso por el rival de la ciudad, el RFC. Cuando su contrato terminó en 1990, el club quiso prolongarlo, pero le ofreció un sueldo claramente inferior. El belga, padre de varios hijos, lo rechazó e intentó fichar por el Dunkerque. El RFC pidió a los franceses un traspaso de unos 600.000 euros, una cantidad que ni el Dunkerque ni ningún otro club quiso pagar. Bosman empezó entonces su denuncia.

«Jean-Marc fue el único que tuvo el valor de hacerlo», dijo el secretario general del sindicato internacional de jugadores FIFPro, Theo van Seggelen, que asegura que «muchos intentaron disuadirlo y le ofrecieron mucho dinero».

Pero Bosman lo rechazó y tomó una decisión con graves consecuencias para él. El proceso duró más de cinco años, en los que nadie lo tomó muy en serio hasta que el tribunal cambió para siempre el fútbol profesional con su sentencia. «Tras un proceso así contra una de las organizaciones más poderosas del mundo tu vida se convierte en una tortura», sostiene. Desde la resolución, los futbolistas tienen, como el resto de trabajadores europeos, libertad de movimientos.

Bosman nunca obtuvo ventaja, ya que la mayoría de los clubes lo rechazaron. En la temporada 1995-96, jugó aún siete partidos para el Visé. Luego empezó su caída, en la que llegó incluso a caer en el alcoholismo.

¿Tiene amigos en el fútbol? «No, nadie», respondió Bosman.