Teresa Portela se refugia en el cielo

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

La palista de Cangas arranca su preparación para los Juegos en Sierra Nevada

16 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ahora el objetivo es hacer volumen», que el cuerpo acumule horas y horas de trabajo para que esté preparado cuando toque subir la intensidad, cuando se lance a exprimir el alma hasta el límite. Teresa Portela (Cangas, 1982) añade en esa adaptación natural y progresiva que ha vivido en cada temporada, la disminución del oxígeno, la puesta a punto en altura. Una de las deportistas más laureadas de España acaba de terminar la primera concentración del año en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sierra Nevada, a 2.320 metros, a un palmo del cielo. No será la última, pero los objetivos se irán modificando hacia la meta final, el único premio que todavía le falta en su abultado palmarés: la medalla olímpica.

«La temperatura todavía era agradable y eso nos permitía ir al pantano y compaginar el gimnasio con las sesiones en el agua», comenta la palista gallega, aficionada a contar paladas cada vez que se sube al kayak durante un entrenamiento. «En el gimnasio, donde nos volcamos en mejorar la fuerza, me gusta tener música, se me hace más ameno, pero en el agua no, en el agua me gusta estar pendiente de contar paladas... es algo que ya lo repito sin darme cuenta, de forma automática», comenta. Y «¡es que a veces mi MP3 puede dar mucho miedo!», confiesa soltando una carcajada.

Por ahora, tal y como le ocurrió el año pasado en su preparación para el Mundial de Milán -donde finalmente se colgó el bronce- todo marcha al ritmo previsto. «Me encuentro muy bien y todos los datos que hemos recogido indican que vamos por el camino correcto». Pero recalca una y otra vez que no se obsesiona con las cifras, que el piragüismo no son matemáticas. La lámina de agua, por ejemplo, tiene vida propia y de un día para otro, el mismo lugar puede cambiar por completo. «Evidentemente analizo los registros, pero le doy más importancia a cómo me siento», dice.

Incluso trata de escapar a la tiranía del pulsómetro. «Me agobia», indica. «Tu cuerpo no reacciona igual todos los días y cuando entrenas pensando solo en las pulsaciones y ves que no consigues llegar a estos números que tenías que hacer, te frustras. Prefiero sentir».

En los éxitos y en los fracasos de los deportistas, la rutina, el talento y el espíritu de sacrificio tienen un peso indudable. Pero hay intangibles relacionados con las emociones que pueden convertirse en ese factor diferencial, en esa pequeña gota que acabe desbordando el vaso. Para Teresa, Naira, su hija que en marzo cumplirá dos años, es sin duda ese catalizador. Cada vez que habla sobre ella se le ensancha el corazón. No se despegó de ella en Milán, ni tampoco ahora en Sierra Nevada. «Así se empieza a aclimatar a este tipo de concentraciones», bromea la palista de Cangas. Como confesaba antes de partir hacia el Mundial, verla cerca le aporta estabilidad. Le resta preocupaciones y sabe que ya solo puede focalizar sus esfuerzos en afinar sus músculos.

El mismo calendario de siempre

Toda la campaña de Teresa Portela pasa por los Juegos de Brasil. Es su quinta cita planetaria, un guarismo que solo han alcanzado cuatro españolas hasta la fecha: la atleta María Vasco, la tenista Arantxa Sánchez Vicario, la nadadora María Peláez y la tiradora María Pilar Fernández. Y es su última oportunidad de alcanzar el podio olímpico. De todos modos, el calendario apenas va a sufrir modificaciones con respecto al de una temporada cualquiera. «Los piragüistas tenemos cada año Mundial y Europeo y siempre priorizamos una de las competiciones», comenta Teresa Portela, quien añade: «En este caso, están los Juegos, con lo que pasa a ser el objetivo principal, pero eso no significa que renuncie a competir en otras pruebas». «Sé -continúa- que tengo que llegar al cien por cien a Río, pero antes necesito sentir cómo voy con respecto a mis rivales. Hay cosas que solo te da la competición, que únicamente puedes ir corrigiendo así. Para mí es un pilar fundamental».

Después de regresar de Sierra Nevada, Teresa Portela seguirá su día a día en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD) de Pontevedra, la guarida desde donde conquistó el mundo.