La operación Estrobo salta al banquillo

A. Bruquetas

DEPORTES

fernando góme

Entre los acusados en la mayor operación contra el dopaje en el remo español figura el técnico gallego Francisco

29 oct 2015 . Actualizado a las 14:01 h.

Una de las grandes figuras del remo gallego hasta que se desató en el 2010 la operación Estrobo, el entrenador José Manuel Francisco, se sentará en el banquillo del 2 al 6 de noviembre en un juzgado de Bilbao. Para él y otros nueve acusados, entre los que se encuentran el presidente de Urdaibai, Josu Zabalondo; los médicos Borja Garay y Marcos Maynar; y dos farmacéuticas, la Fiscalía solicita dos años y seis meses de prisión por la comisión de un delito continuado contra la salud pública. Apoyándose en una denuncia del técnico José Luis Korta y en el testimonio de un exremero de la trainera de Urdaibai, el Ministerio Fiscal inició una investigación sobre dopaje poco después de que acabase la Bandera de la Concha que ganó la embarcación de Bermeo. A partir de ahí hubo un marcaje policial repleto de escuchas y seguimientos que hicieron aflorar el lado oscuro del ascenso de Urdaibai hasta la cima. 

En el currículo de Jose Manuel Francisco apenas se le conocen borrones. En casi cualquier club que dirigió, se bañó de éxito. En 1992 dejó el remo para subirse con una libreta en una zodiac. Sus resultados en Meira, Mecos y Tirán lo llevaron a embarcaciones de mayor calado. Kaiku, donde no consiguió triunfar, Astillero y finalmente Urdaibai fueron sus siguientes destinos. Se consideraba un revolucionario. «Tengo una idea biomecánica y la intuición la dejo para momentos puntuales, doy protagonismo al tren inferior». Esa era la clave del éxito, que se transformaba en una palada más corta, pero exigente. 

Sin embargo, ya desde su etapa en Astillero, José Manuel Francisco había despertado el recelo de otros preparadores a quienes les llegaba el runrún de que las victorias en el agua no eran cristalinas. De hecho, en Astillero trabajaba codo con codo con el médico Eufemiano Fuentes. Y en su desembarco en Urdaibai recurrió, pese a que el club contaba ya con un médico, Borja Garay, a los consejos de Marcos Maynar, como Eufemiano, otro viejo conocido del ciclismo y los años en los que los puertos se subían con algo más que el golpe de riñón. 

Según figuraban en las diligencias previas del caso, el gasto médico en Urdaibai se disparó por encima de los 47.000 euros en la temporada en la que se inició la investigación. Epo, insulina, Sintonal, miles de jeringuillas aparecen en el expediente junto a testimonios que relatan cómo Maynar apareció un día de la mano del entrenador gallego en la entidad presidida por Josu Zabalondo. Según estas declaraciones lo primero que hizo fue cantar las excelencias de un producto que permitía estar a un hombre colgado de una barra por tiempo ilimitado. Al día siguiente participó en una pinchada general con todos los remeros. 

El modus operandi para la adquisición de los productos calificados por la Agencia Mundial Antidopaje como prohibidos para la práctica deportiva era simple. El médico del club realizaba recetas incompletas para pacientes que en realidad nunca recibían esos productos. Con la connivencia de dos farmacias, una en Cáceres y otra en Córdoba, los envíos llegaban a una clínica en la que trabajaba Borja Garay, al domicilio del propio Francisco o al del presidente de Urdaibai. Cuando se supieron investigados, buscaron excusas para camuflar el motivo real de las salidas de dinero de las cuentas del club. Pero para la Policía Judicial de Vizcaya el rastro del dopaje parecía demasiado claro. A la operación Estrobo le llega la hora de la verdad.  

«Al convulsionar llamé a Francisco para saber qué me había metido»

Entre los cuantiosos datos y declaraciones que incluyen las diligencias previas del caso, que en el 2011 publicó en exclusiva La Voz, hay algunos testimonios estremecedores.   

La declaración de prego

«A veces le ponía parches y los lunes Prozac» 

El remero de Vilaboa coincidió con José Manuel Francisco en Astillero en el 2003 y fue uno de los primeros en hablar sobre el dopaje en el mundo de las traineras. «Cuando estaba en Astillero tomaba medicamentos por así indicarlo el médico del equipo Eufemiano Fuentes [...]. A partir del verano, cuando empieza la competición, los pinchazos eran diarios. Al principio preguntaba [qué sustancia le inyectaban], pero luego como le contestaban ?¿tú eres médico?? u otras frases ingeniosas, se sentía algo ridículo y ya no preguntaba más», explicaba en su declaración Prego, quien también relató ante la Policía Judicial que «quien le pinchaba en las regatas era Alfredo Córdoba, médico en el club, pero también el entrenador, José Manuel Francisco. Este pinchaba tanto inyecciones subcutáneas como intramusculares o intravenosas. A veces también le ponía parches y los lunes Prozac». 

Asimismo, Luciano Prego contó un incidente grave que le ocurrió en aquel verano del 2003. Recordó en su declaración que había sido el tercer fin de semana de agosto, posterior al Campeonato de España. «Estaba en casa, tuvo un malestar hasta llegar a convulsionar, por lo que llamó a José Manuel Francisco y le preguntó qué le había metido, porque se iba al médico y así poder decírselo y que lo curase. El entrenador le dijo que no llamara a la ambulancia, que lo llevaba él mismo y también le aseguraba que había hablado con Eufemiano y que le había asegurado que no podía ser derivado de la medicación, pero que en ningún caso le dijera al médico de esas inyecciones».   

El relato del testigo

«Metía la jeringa y cada remero apretaba el émbolo»

Para la investigación de la operación Estrobo fue, como se ha mencionado, vital el testimonio de un exremero de Urdaibai que se pasó a Kaiku, la embarcación que dirigía José Luis Korta y quien puso la denuncia que motivó la causa. «Al ir hacia La Concha pararon las dos furgonetas y los hacía pasar [a los remeros] de una furgoneta a otra para pincharlos. Me tocó el último y me negué a que me pincharan. La jeringa era gorda, bastante más de lo habitual y su contenido amarillo y verdoso. Era el entrenador el que ponía la vía y metía la jeringa para que cada remero presionara el émbolo, mientras el entrenador continuaba con el siguiente». 

El testigo también recordó en su declaración la vinculación de José Manuel Francisco con el médico Marcos Maynar, a quien presentó como Pepe. Dijo que había inventado una enzima «que si la tomas no sientes las piernas ni los brazos. Que él mismo lo había probado colgándose de una barra y que no se cansó». Al día siguiente, según sus palabras, Maynar y el entrenador los pincharon a todos, apuntando que era para facilitar su recuperación. Los pinchazos habían sido en la tripa y en el hombro.      

Insulina como prueba

De dos pinchazos semanales pasaron a siete diarios

En la narración del testigo también se detalla cómo tras la llegada de Maynar a Urdaibai «las inyecciones como complemento alimenticio pasaron de dos cada semana a siete diarias y las prestaciones físicas de los deportistas mejoraron de manera sustancial». Además, entregó una jeringuilla como prueba, con parte de su contenido congelado «para que se la administrase en casa». El análisis reveló que contenía insulina.