Benítez pierde el pulso del Madrid

a. bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Chema Moya | efe

Ni siquiera han pasado cuatro meses y el entrenador blanco empieza a estar cuestionado incluso dentro del vestuario

08 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ni siquiera han pasado cuatro meses desde que el Real Madrid anunció la contratación de Rafa Benítez (Madrid, 1960) y las voces contrarias a la figura del entrenador no paran de crecer. Primero la afición lo acogió como un hombre de la casa que retornaba al club después de una carrera plagada de luces y sombras en otras grandes ligas europeas, pero después su rigidez ha empezado a incomodar a la grada e incluso al vestuario. Benzema y Sergio Ramos no duraron en criticar la forma en la que el equipo acabó el derbi ante el Atlético después de que se retirase el francés del terreno de juego. Replegado atrás y sin apenas generar peligro. «Buscaba el equilibrio», dijo Benítez. Pero ese equilibrio le puede llevar a perder el pulso de su sueño: entrenar en el Bernabéu.

¿Cuál es el principal reproche que se le hace al nuevo cuerpo técnico?

Precisamente esa obsesión por encorsetar a futbolistas de fantasía. Pocos entrenadores pueden presumir de manejar un elenco de jugadores del nivel del que dirige Benítez. Su plantilla apenas tiene parangón en el planeta fútbol y no ha conseguido sacarle el máximo rendimiento posible. Ha tratado de darle un mayor rigor defensivo y es cierto que las cifras constatan que su apuesta da resultado en ese aspecto. Es el equipo menos goleado en la Liga. Pero en Chamartín eso poco importa. El coliseo blanco es una plaza acostumbrada al espectáculo, a ganar en estampida, arrollando. Y un balance de cuatro victorias y tres empates en siete partidos es un pobre bagaje para presentar en el Paseo de la Castellana.

¿Echa de menos la gente a Carlo Ancelotti?

La forma en la que se marchó el técnico italiano cataliza ese recuerdo. Es cierto que en la última temporada no conquistó ninguno de los grandes títulos, pero dejó el Real Madrid con la sensación de que Florentino Pérez había fulminado a un hombre que representaba a los valores del madridismo. Una persona pausada, con talante para superar las circunstancias más complicadas sin alzar la voz, sin poner una sola excusa, y que tenía el respaldo de sus jugadores. Se lo había ganado a pulso. Hoy la sombra de Ancelotti comienza a ser más alargada que nunca. El juego rácano e intermitente de este Madrid en formación alimenta también la morriña por ese 4-3-3 con el que Carlo solía desatar el aluvión ofensivo de los Cristiano y compañía.

¿Aguantará Benítez con estos resultados?

Benítez parte de la premisa de que con una fortaleza atrás, la calidad de los jugadores del Real Madrid acabará decidiendo la mayoría de los partidos. Y esa hipótesis probablemente se convertirá en tesis sin ningún problema y esta forma de manejar cada enfrentamiento incluso le dará para engrosar las vitrinas del Bernabéu. Pero lo que no parece valorar el entrenador es que en el Madrid no solo vale ganar, hay que ganar a lo grande.

¿Se acabará girando hacia el palco la afición?

El arranque de temporada del equipo no muestra ese apetito por trascender, por escribir en la historia. Y poco después de que desde sus asientos los seguidores pierdan la paciencia con Benítez, tal vez acaben girándose hacia el palco y señalen a Florentino.

¿Por qué los jugadores no acaban de empatizar con el preparador?

Hay una parte que semeja intrínseca al carácter del entrenador. Los explicaba Gerrard, el capitán del Liverpool que Benítez transformó contra todo pronóstico en campeón de Europa. «Ha sido el mejor entrenador táctico con el que he trabajo, pero Benítez no me gusta como persona», señaló el emblemático jugador inglés con motivo de la presentación de su biografía. No es el único. Higuaín tampoco reparte halagos hacia el técnico que lo entrenaba la pasada campaña en el Napolés.

Pero es que a esto hay que sumarle que Benítez no ha tenido especial tacto a la hora de manejar un vestuario repleto de egos. Su último encontronazo con Ramos es una muestra de que debe afinar el discurso. En una entrevista después del derbi insistió en el error del central en la jugada que dio origen al penalti sobre Tiago. El de Camas respondió con el colmillo afilado: «Se hablará de mi fallo, pero también de los cambios del míster». Un mensaje de advertencia severo. Mourinho tuvo que dejar el Madrid después de que se enemistase con la práctica totalidad del grupo que dirigía en el Madrid. Era el entrenador al que mayor respaldo dio Florentino Pérez. Benítez no tiene tanto crédito.

¿Podría haber ultimátum antes de final de año?

Hay una fecha que marcará un antes y un después en la trayectoria de Benítez en el Real Madrid. El 22 de noviembre el conjunto blanco recibe al Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu. Si el encuentro se resuelve del lado de los de Luis Enrique, el ultimátum estará sobre la mesa.