Planes nuevos para el tercer asalto

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

KIKE ABELLEIRA

Iván Raña reduce volumen e intensidad en sus entrenamientos para tratar de subirse este sábado al podio en el Campeonato del Mundo de Ironman

06 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Terminé por respeto a los aficionados y a los otros deportistas». Para él, se había torcido desde el primer hasta el último metro de una prueba eterna. A Iván Raña (Ordes, 1979) su segunda participación en el Mundial Ironman (3,8 kilómetros a nado, 180 sobre la bicicleta y 42,2 de carrera a pie) le dejó un poso amargo, de frustración, esa clase de mal sabor que emerge cada vez que alguien no es capaz de demostrar sus verdades condiciones el día de la verdad. Su estreno había sido inmejorable, con un sexto puesto tras una remontada heroica, pero el año pasado pinchó. Décimo séptimo en meta. Acabó por honor.

Pero para su tercer asalto en la isla de Kona, en Hawái, ha modificado su preparación. Raña cree haber encontrado el punto que le permitirá el asalto al podio de una competición de leyenda, reservada solo para organismos privilegiados, que saben vivir al límite.

Solo los días elegidos

Reducir la fatiga. «El primer cambio en la planificación que hice fue el de reducir volumen e intensidad, para intentar hacer las sesiones más duras con algo más de frescura, sin tanta fatiga, sobre todo, encima de la bicicleta», comenta Raña, quien también reconoce que la lesión en las costillas que tuvo antes de competir en Austria le obligó a centrarse en el trabajo en el agua: «Aunque parezca lo contrario, no es el tramo de bicicleta lo que se me atraganta. A veces, salgo de la natación en cabeza, pero algo apajarado, con lo que mi rendimiento después de la primera transición disminuye».

Los errores del pasado

Mala puesta a punto. Sobre esta idea incide el triatleta gallego cuando se refiere a los errores que cometió en la preparación el año pasado. «La gente -señala- se fijó que en la bici perdí bastante tiempo, pero en el agua ya iba más de un minuto por detrás. Un síntoma de que la puesta a punto no había sido la correcta». «El nivel en bici que tengo en proporción a mi peso, pienso que es bueno o muy bueno, pero sí es cierto que me falta plasmarlo en carrera y para eso también hay que estar fuerte nadando», concluye Raña, quien tuvo la ocasión de probar sus piernas en etapas largas durante la Volta a Galicia.

Los rivales

Frodeno, el hombre a batir. Lograr el triunfo en el Mundial de larga distancia es una tarea cada vez más compleja. A los especialistas en estas pruebas de resistencia, se le unen gente como el propio Raña que han dado el salto desde la distancia olímpica (1.500 metros a nado, 40 kilómetros en bici y 10 a pie) y que están acostumbrados a ritmos tremendamente elevados. Entre ellos resalta Jan Frodeno, campeón en los Juegos de Pekín en el 2008, ya estuvo en el podio el año pasado en Hawái y es el actual campeón del mundo en media distancia.

«Frodeno es el hombre a batir, pero hay otros nombres importantes como Ben Hoffman, Van Lierde, Kienle -ganador el año pasado-o McCormack...», comenta Raña, quien agrega: «Como todos los años la carrera va a ser movidita, con mucho nivel en cada segmento, y hasta el kilómetro 20 de la carrera a pie no se sabrá quién va a ganar, porque al que vaya primero le puede dar el típico bajón que solo se ve en los Ironman y que apenas te permite caminar».

La experiencia

Identificar sensaciones. «Las primeras veces que haces una prueba desconoces cómo será, qué es lo que necesitas para rendir, y te hace cometer errores en la planificación y quizás no sabes bien identificar las sensaciones».

Preparar una sola prueba

Todos al máximo. «Preparar unas Series Mundiales es terriblemente complicado, porque hay que estar a tope todos los días, porque nunca puedes bajar un punto tu preparación para planificar con calma un momento determinado del año», indica el campeón del mundo en distancia olímpica en el 2002. «Pero en el Mundial de Ironman, en una sola prueba, todos los favoritos quieren llegar en las mejores condiciones y eso también lo hace muy duro. Cada disciplina tiene sus reglas de juego», recalca.

El escenario para sufrir

Recuerdos imborrables. En Hawái, el solo hecho de poder llegar a meta deja recuerdos imborrables, mezcla de dolor y satisfacción, porque los últimos metros durante el maratón es cuando más se sufre, cuando vas completamente deshidratado, al límite... parece que nunca se acaba. En el momento en que llegas, incluso te tienen que ayudar a caminar».