La ilusión de siempre y un futuro espléndido

Fernando Rey Tapias LA PIZARRA

DEPORTES

12 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En una final como la de ayer, la lógica decía que la ganaría quien fuese capaz de conquistar la iniciativa. Porque Garbiñe y Serena son dos jugadoras que viven volcadas en el ataque, que sufren cuando tienen que jugar a remolque. Por eso, supongo que el plan que diseñó el equipo de la española incluía disponer de un gran porcentaje de primeros servicios, ser agresiva con los segundos saques de la norteamericana y en los intercambios largos ser capaz de mover a Serena, de buscar golpes angulados. Con esos tres ingredientes perfectamente afinados, a Serena le iba a ser complicado sumar un nuevo grande a su espectacular trayectoria deportiva.

Pero ayer Garbiñe no fue capaz de desarrollar esta idea inicial. En ningún momento tuvo el partido en sus manos. Ni siquiera cuando se puso por delante en el marcador en el primer set, con 4-2. La ventaja emergía más de los errores de Serena que de los aciertos de la discípula de Alejo Mancisidor. Mención especial en este capítulo para las tres dobles faltas con las que la número uno del mundo puso en bandeja a Garbiñe el primer break.

Sin embargo, en cuanto la primera raqueta femenina del planeta empezó a eliminar fallos, se rehízo hasta remontar para llevarse la primera manga por 6-4. Tampoco el inicio del siguiente set le fue mucho mejor a Garbiñe que seguía abusando de golpes demasiado centrados y previsibles. De este modo se alcanzó el 5-1.

Y, curiosamente, con el enfrentamiento ya perdido, fue cuando pudimos ver la versión más brillante de la española, que en dos juegos atacó los segundos servicios y movió a la estadounidense como no lo había hecho en el resto de la final. El arreón llegaba demasiado tarde.

Indudablemente la mayor experiencia de Serena jugó a su favor. Supo contrarrestar sus dobles faltas con aces y con bastantes puntos con los primeros. Muy pocas veces se sintió incómoda por el despliegue de Garbiñe, a quien, por el contrario, se le notó un tanto atenazada por la trascendencia del partido y el escenario. En muchas ocasiones, es bastante sencillo diseñar un plan antes de saltar a la pista, pero lo realmente complicado es ser capaz de ejecutarlo sobre el terreno.

Pero estoy convencido de que esta derrota ayudará a Garbiñe a madurar. Por sus condiciones y la mentalidad que ha demostrado en este Wimbledon, tiene por delante un futuro espléndido. A sus 21 años, ha exhibido un nivel altísimo y solo ha perdido en el partido más complicado que tenía, frente a toda una campeona, Serena Williams. Su irrupción en la élite son excelentes noticias para el tenis español.

Y, por otro lado, me gustaría resaltar el gran mérito que tiene Serena. Cerca de cumplir 34 años, y después de sufrir varios percances que frenaron su carrera -como una embolia pulmonar que la tuvo parada casi un año- sigue con la ilusión de siempre, con las mismas ganas de seguir haciendo historia.