El análisis actual del hectómetro está salpicado de interrogantes. Es lamentable que tres de los cuatro primeros velocistas que lideran el ranking del 2015 hayan empañado su reputación por involucrarse en el turbio mundo del dopaje. Gatlin, 9.74; Powell, 9.75 y Gay, 9.87, todos ellos de 33 años, han sido sancionados pero ya han cumplido sus condenas. Una legislación censurable posibilita este escenario nebuloso que deteriora la imagen del atletismo. En medio de este despropósito emerge el joven Bromell que, con menos de 20 años, ha lanzado un fogonazo de esperanza marcando 9.84 y asegurándose el derecho de defender el prestigio herido de su país, por las gestas de los jamaicanos, en el próximo mundial de Pekín.
El bajo estado de forma de Bolt puede responder a una meticulosa planificación encaminada a defender sus vigentes títulos. No sería una mala estrategia. En ese caso sólo sus compromisos publicitarios le estarían obligando a participar, arrastrando, hasta ahora, un alejado nivel de forma que eclipsó los límites de nuestra especie. Sin embargo no es difícil herir su orgullo dudando de su capacidad de doblegar a sus rivales en el momento cumbre de la temporada. Usaín responde muy bien a la presión ambiental y se crece en la alta competición, todo lo contrario que le sucede a su compatriota Powell.
Además, todavía restan más de dos meses para que comience el mundial de Pekín. Salvo lesión tiene tiempo para adquirir confianza y, sobre todo, forma física. No es la primera vez que los norteamericanos fracasan por la necesidad de clasificarse en los Trials y adelantar en exceso su pico de forma. Gatlin sabe que no tendrá mejor oportunidad de repetir sus títulos de hace 10 años que en la presente temporada. Su reciente registro de 19.57 en el doble hectómetro dispara sus opciones. Sin embargo las próximas semanas serán decisivas ya que es previsible una reacción de Usain Bolt. Yo apuesto por ello.