El póker del hijo pródigo

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

RAMON LEIRO

Después de retomar este año la natación del máximo nivel, Marcos García bate cuatro récords gallegos en el campeonato autonómico de Pontevedra

29 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A finales del 2013, cuando la creación del grupo de élite de la natación gallega -el que se confeccionó para que Bea Gómez y María Vilas encontrasen unas condiciones de trabajo acordes al nivel que habían demostrado en la piscina- empezaba a transformarse en realidad, los técnicos Luisa Domínguez -que ya lo había entrenado en el pasado- y Fernando Zarzosa sondearon la posibilidad de incorporar a Marcos García (San Sebastián, 1988).

El ferrolano, un velocista que había eclosionado a nivel nacional en el 2009, cuando se adentraba en la veintena, llevaba unos años apartado de los entrenamientos maratonianos sobre la lámina de agua que le habían reportado ya 22 récords autonómicos, se había decantado por priorizar sus estudios en el INEF. Marcos les dijo que no. «Cuando me lo propusieron había empezado el curso y no quería tirar el año por la borda», explica el deportista.

Doce meses más tarde la propuesta seguía encima de la mesa. Marcos García no lo dudó. El hijo pródigo regresó a los días teñidos de cloro y dolor en el pecho. Necesitaba sentir hasta dónde podía llegar su cuerpo exprimiéndose bajo una estructura de alto rendimiento. «Todos teníamos la convicción de que no había tocado su techo y todavía creemos que puede progresar», comentaba ayer el presidente de la federación gallega de natación, Carlos Bremón, desde la piscina de Pontemuiños, donde aún retumbaban los cuatro récords gallegos (100 metros estilo libre, con 50,79; 50 libre, con 22,72; 50 mariposa, con 23,77; 50 braza, con 28,99 -algunas de las anteriores marcas se habían logrado con los bañadores de poliuretano-)que había pulverizado Marcos García en un fin de semana que consumía sus últimas horas. «Esta temporada quería estar cerca de las mínimas para las grandes competiciones internacionales y ya me he quedado a un palmo», recalca el nadador.

Pero no todo el año fue a pedir de boca para Marcos García. «Al principio le costó bastante, adaptarse a una rutina tan exigente no es sencillo», comenta Fernando Zarzosa. «Me faltaba metraje y arrancamos haciendo mucho volumen». Los resultados no llegaban. Hasta que en el Open de Málaga su cuerpo empezó a despertar. De pronto, el viernes en Pontevedra, todo ese esfuerzo inicial cobró sentido. ¿El horizonte? «Sueño con hacer una mínima para los Juegos Olímpicos y no voy a renunciar hasta que sea imposible».