Una sorpresa general en la Philippe Chatrier y también en la mente de Djokovic, que mostró su frustración rompiendo su raqueta y, de rebote, casi golpeando a uno de los recogepelotas, lo que le valió una advertencia del árbitro.
La batalla tenística dejó paso a un duelo mental y en ese terreno las fuerzas se igualaron. El porcentaje de primeros servicios del número uno del mundo cayó en picado y Wawrinka se hizo con el mando del partido.