Athletic-Barcelona: Hasta que Balenziaga enfadó a Leo

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Albert Gea | Reuters

Messi rompió la final tras el acoso del defensa del Athletic en los primeros minutos

31 may 2015 . Actualizado a las 16:34 h.

Minuto cero de la final. Mikel Balenziaga ya estaba encima de Leo Messi, siguiendo las órdenes pertinentes de Ernesto Valverde. El entrenador del Athletic optó por la táctica perro de presa sobre el astro argentino. A todo campo. Un clásico, que el noventa por ciento de las veces se resuelve de la misma manera: el defensa queda en evidencia.

Así sucedió, por el manual universal de fútbol, en el duelo de anoche. El problema para el Athletic Club es que Messi se enfadó. La presión del defensa vasco en los primeros diez minutos incluyó un amplio repertorio de agarrones, zancadillas, achique de espacios y persecuciones a los cuatro vientos.

Daba la impresión de que atenazaba al diez culé. Con todo, dio los tres avisos pertinentes antes del zarpazo. El primero, en forma de pase diagonal que Neymar empalmó a gol y Velasco Carballo anuló por fuera de juego. El segundo, directamente al árbitro madrileño, quejándose de la reiteración de faltas de Balenziaga. Y el tercero, al zaguero de Zumárraga: amago, regate y advertencia de algo peor.

Y llegó. En el minuto veinte. Messi la toma de Dani Alves, encara a Balenziaga, Beñat, Mikel Rico y Laporte, a los que supera en un alarde de cambio de ritmo y técnica que incluye un pisabola con la planta del pie, un autopase entre el bosque de piernas y un amago de cadera ya en el área. Llegado el momento de la definición, la zurda del argentino apuntó hacia el palo más complicado, el que defendía Herrerín. Gol.

La rabia con la que Messi elaboró, terminó y celebró la jugada tenía un destinatario. Balenziaga. El único que no se dio por aludido. Todavía perseguía a su presa en el minuto noventa y tres, con 3-1 en el marcador (Messi todavía conseguiría uno más en el setenta y tres). Sin duda, fue uno de los hombres que ayudó a desequilibrar el partido. Porque no parece muy buena idea enfadar al mejor Messi de los últimos tiempos, camino del triplete y del Balón de Oro.