Mackay, rosa por amor a su madre

DEPORTES

JOSÉ PARDO

El meta del Racing luce el color de la lucha contra el cáncer desde que la enfermedad se llevó a su progenitora cuando militaba en el Sabadell

26 may 2015 . Actualizado a las 10:15 h.

Los remates del Reus en A Malata acababan estampándose el sábado contra el portero de rosa, todo reflejos para impulsar al Racing en el inicio del play off de ascenso a Segunda A (1-0). Desde que perdió a su madre, luce Ian Mackay el color que simboliza la lucha de las mujeres contra el cáncer. «Se fue el 10 de abril del 2012, cuando yo estaba en el Sabadell. Aquel fue un año muy duro. El rosa es como un regalo hacia ella, para recordarla», explica el meta coruñés. Desde entonces, encarga siempre que puede al fabricante de los uniformes de cada club la equipación en recuerdo de su progenitora.

Mackay recibió el primer golpe al conocer la enfermedad de su madre cuando militaba en la Ponferradina. «Al enterarme, me descentré, y el entrenador, Carlos Granero, que sabía lo que me sucedía por mi representante, me propuso descansar tres partidos sin jugar, para asimilar la situación. Luego volvió a darme la titularidad hasta que lo destituyeron», recuerda el meta del Racing. «Luego la operaron y parecía que todo iba a ir bien, pero hubo metástasis», añade con entereza. La siguiente temporada, Mackay se lesionó en Sabadell, y el estado de salud de su madre empeoró. «Pasé cinco meses sin poder jugar, y tampoco podía estar con ella, que se encontraba enferma. Al estar fuera, el trance se hace aún más duro. Ella me decía que estaba bien, hasta que recibí la llamada de mi padre, hablándome del empeoramiento», explica el futbolista de 28 años, padre de una hija, Daniela, y cuya mujer se encuentra embarazada de nuevo.

Debajo, camiseta con su foto

Maniático en los primeros años de su carrera, Mackay tiene presente a su madre en el ritual previo a los partidos, cuando se viste en el vestuario, con una camiseta interior con su fotografía.

El meta coruñés de origen escocés lució el rosa en su etapa en el Boiro, lo pidió para la equipación Trezze de la temporada pasada en Ferrol y también para la Nike de esta campaña en A Malata, después de relegar dos, la naranja y la violeta que le dieron inicialmente. «A veces tuve problemas para poder lucirla, ya que algunos árbitros van de rojo, pero le insistí a los delegados del Racing en que hicieran lo posible para convencerlos, por si pueden llevar ellos otro uniforme, porque para mí es importante», explica Mackay, que en Ferrol se subió a la ola buena del fútbol.

La temporada pasada, harto de los impagos, rechazó ofertas de Segunda B de fuera de Galicia para jugar en Tercera con el Boiro. La coincidencia de tres porteros lesionados en el Racing le abrió las puertas de A Malata a final de liga. Desde entonces no dejó la titularidad en Ferrol. Ahora, como uno de los mejores del equipo verde, llama a las puertas de Segunda A, en un club donde los pagos son sagrados y recuperó toda la ilusión. Por su madre.