Ancelotti recurre a la pasión de Ramos para suplir a su pieza mágica

antón Bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Alberto Martín | EFE

El técnico italiano adelantó al central para reforzar el juego aéreo y evitar las contras

23 abr 2015 . Actualizado a las 20:21 h.

Le salió bien, aunque ya había fracasado en un clásico con la fórmula. Ancelotti decidió que Ramos fuese el acompañante de Kroos, el relevo de Modric. Sin embargo, este movimiento, relevante en el partido, no lo determinó. Fue un error de Arda lo que acabó por decantar la eliminatoria. Con una tarjeta amarilla, el turco se expuso demasiado. Tras su expulsión, a un Madrid repleto de raza le fue más sencillo hallar lo que se le había negado durante casi 180 minutos, el camino del gol.

La Principal incógnita

Músculo para la medular. Era la principal incógnita que perseguía al encuentro desde que se conoció la lesión de Modric. ¿Quién sería el sustituto del croata? Ancelotti escogió una opción que pocos esperaban. Ni Illarra, ni Khedira, ni Lucas Silva. El técnico italiano optó por recolocar a Sergio Ramos en la medular. Con el de Camas, el Madrid ganó músculo, sobre todo, en el juego aéreo, una faceta donde el Atlético había incomodado al conjunto blanco en todos los enfrentamientos que habían tenido a lo largo de esta temporada. En este sentido, en cada envío largo hacia Mandzukic, Ramos se descolgaba para escoltar a Pepe y a Varane. Y el refuerzo surtió efecto. Eso sí, en cuanto el Atlético elevaba el nivel de presión, el Madrid no era capaz de mover la pelota con fluidez.

El Atlético, atrás

Se pasó de frenada. Después del resultado del Calderón, todo hacía indicar que el Atlético se iba a dedicar a contener, a esperar lo suficiente como para que se abriesen esos huecos con los que decantar la eliminatoria a su favor. De todos modos, en la primera parte pareció que el bloque de Simeone se había atrincherado demasiado atrás, que le había regalado al Madrid más campo del que merecía. Y no cambió el plan ni cuando comprobó que apretando a todo trapo, a los de Ancelotti les costaba un mundo completar cada entrega. Quizás los rojiblancos desaprovecharon demasiado tiempo contra un rival debilitado e incómodo y se pasaron de frenada con la calculadora en la mano. Cuando se quedaron con diez, ya no pudieron rectificar.

Chicharito

El partido de su vida. La lesión de Benzema le dejó espacio en el once y el mexicano no desaprovechó la que podría ser su noche. Le falta el empaque del francés, la calidad para amortiguar un pase en largo con la inspiración de quien se dispone a ejecutar una obra de arte, pero suplió todas estas carencias con algo que enamora al Bernabéu: la entrega. No se dejó nada en el depósito de combustible y fue un martirio para los dos centrales del Atlético. Se lanzaba hacia una banda y hacia la otra, se asociaba a James o a Cristiano y arrancaba como una bala para tratar de recuperar cada balón. Su insistencia encontró un premio merecido.

Oblak

Sostuvo a los rojiblancos. Pero si la eliminatoria llegó viva hasta el último trecho del segundo partido, buena parte de culpa fue de Oblak. El portero del Atlético realizó dos encuentros sobresalientes. En la ida se encargó de desbaratar una oportunidad inmejorable de Bale y ayer le sacó un remate a Cristiano con el que la afición del Madrid ya cantaba el gol y otro a Chicharito que parecía imposible que no hubiese terminado en el fondo de la red.