Bea Gómez aprieta los dientes

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

David Ebener | Efe

La nadaadora pontevedresa logra en Marsella una plata en el 800 libre tras superar a Hosszu 

09 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Es uno de los iconos de la natación mundial, la mujer de hierro, preparada para afrontar casi cualquier distancia, y también un termómetro para Mireia Belmonte. La escultural espalda de Katinka Hosszu impresiona cuando se aproxima a la lámina de agua de la piscina que reposa inmóvil, esperando a que el choque violento de los cuerpos poco después de abandonar los tacos de salida la convierta en una gigantesca manta ondulada. La húngara se probaba el fin de semana en el meeting internacional de Marsella, donde la participación era de lujo -aunque tomó parte en el primer día de la competición, Mireia Belmonte se retiró por una gastroenteritis- y, tras dominar otras distancias, en el 800 libre se tropezó con el impulso de Bea Gómez (Pontevedra, 1994), que firmó una meritoria plata (8.32,14) solo por detrás de la británica Jazmin Carlin. Hosszu se colgó el bronce.

Superada una temporada complicada, cuyo epílogo fue su traslado desde Galicia al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, Bea Gómez se ha adaptado rápido a su nueva rutina bajo las órdenes del polaco Bart Kizierowski y continúa rindiendo a un nivel notable en cada largo. «Me he aclimatado muy rápido a Madrid, incluso mejor de lo que pensaba», comentaba ayer la nadadora, quien añade: «Quizás, la principal diferencia con lo que hacía en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva es que ahora tengo todo más organizado y dispongo de más tiempo libre para dedicárselo a los estudios». La marca de ayer se encuentra un segundo por debajo de la mínima para acudir este verano al Mundial de Kazan.

Aunque este registro lo deberá certificar durante el Open de Málaga de finales de este mes, donde se medirán todas las nadadoras españolas y no solo deberá ser inferior a la mínima, sino que tendrá que estar entre los dos mejores para poder acudir a la cita planetaria, ya que España dispone de dos plazas para cada distancia. La primera de esas plazas parece asegurada para Mireia Belmonte. Y en la pelea por la segunda, Bea Gómez tendrá delante a su amiga y compañero de entrenamientos durante años, la ribeirense María Vilas, quien fue quinta en los 800 estilo libre de Marsella. «La marca de hoy [por ayer] me da mucha seguridad, mucha confianza, para el Open [de Málaga], porque si soy capaz de hacer la mínima con este volumen de trabajo, cuando descanse estoy convencida de que incrementaré mi rendimiento», indica la pontevedresa.

El botín de Bea Gómez en Marsella no se limitó a la plata en los 800, también se subió al tercer peldaño del podio en los 400 estilos, donde rozó la mínima mundialista al parar el crono en 4.43,17 -4.43,01 es el tiempo necesario para acudir a Kazan-. «Me noté más suelta en las pruebas largas que en las cortas, pero es lógico porque son más complicadas cuando aún no has bajado la carga de entrenamientos», concluye la olímpica en los Juegos de Londres.