La Super Bowl calienta motores

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Katy Perry durante la rueda de prensa anterior a la Super Bowl
Katy Perry durante la rueda de prensa anterior a la Super Bowl Kirby Lee | REUTERS

El University of Phoenix Stadium acogerá el duelo entre New England Patriots y Seattle Seahawks

31 ene 2015 . Actualizado a las 19:43 h.

Doscientos millones de personas mirarán con lupa lo que hagan apenas unas decenas sobre el césped del estadio de la Universidad de Phoenix (Arizona). Tal contraste se dará, como cada año, en la madrugada del 1 al 2 de febrero (es decir, de mañana domingo para el lunes). El motivo, el evento deportivo único de mayor audiencia mundial, la final de la Liga profesional de fútbol americano de Estados Unidos (la NFL).

El partido entre los New England Patriots y los Seattle Seahawks será retransmitido desde la medianoche por Canal + 1 y Canal + Deportes (diales 1 y 53). El balón comenzará a volar alrededor de las dos y media de la madrugada.

Justo antes, Idina Menzel (intérprete de la canción principal de la película de Disney Frozen) saldrá a escena con su particular versión del The Star-Spangled Banner, el himno nacional estadounidense. Será uno de los momentos estelares de la jornada, al que hay que añadir la actuación en el descanso de Katy Perry, con la colaboración estelar de Lenny Kravitz y Missy Elliot. Doce minutos que prometen intensidad, pero nada de escándalos.

Esa ha sido una de las consignas de los organizadores a la hora de realizar el cásting de artistas para amenizar el receso en el ecuador del partido. Al parecer, Perry reunió todos los requisitos: representa el modo de vida estadounidense, es lo suficientemente conservadora para no escandalizar al público, pero igualmente atractiva para captar a los jóvenes a quienes el partido les genera indiferencia y, además, ha comprendido que debe alcanzar dos objetivos claros. Enviar un mensaje de lucha contra la violencia sexista (que ha proliferado entre los jugadores de la NFL) y aumentar la cuota de mercado con la adhesión de los que hasta ahora no se ponen al frente del televisor. Por lo visto, los casi doscientos millones que sí lo hacen son fieles.

Porque, entre otras cosas, la Super Bowl es una gigantesca cita económica que incluso influye en el índice bursátil Down Jones. Cuando la organización decide cobrar a cuatro millones de euros los treinta segundos de anuncio televisivo y la reventa llega a 25.000 euros es porque existe una buena razón para ello.