Firmó un sobresaliente sexto mejor tiempo en los 800 metros libre
05 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Poco antes de partir hacia Catar, en la dirección técnica de la federación española había algunas dudas de si sería conveniente de que María Vilas participase en el Mundial de piscina corta (25 metros) que se está celebrando en Doha. La nadadora gallega había llegado pasada de peso al comienzo de la nueva temporada y tal vez, después de poco más de un mes de preparación, aún no tendría el punto de forma apropiado para rendir en una competición del máximo nivel internacional. Pero ya el miércoles, con su décima plaza en los 400 estilos y una rebaja en su mejor marca de tres segundos hasta dejarla en 4.32,54, la ribeirense se encargó de disipar el interrogante con el que había aterrizado en el Golfo Pérsico. Y despojada de los nervios de su estreno en un Mundial absoluto, ayer se fue a por nota. Firmó un sobresaliente sexto mejor tiempo en los 800 metros libre y pulverizó, con 8.18,82, el récord gallego que tenía Bea Gómez Cortés desde el Europeo de Dinamarca del 2013 (8.21,59).
«A partir de la segunda semana de la concentración que tuvimos en Sierra Nevada, María comenzó a completar grandes sesiones», comenta Luisa Domínguez, quien se encarga, junto a Fernando Zarzosa, de su puesta a punto en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra. «Cuando bajamos, realizó un gran 3.000 en el gallego de larga distancia, y eso le dio mucha moral. A partir de ahí, se vino arriba y ayer hizo un tiempazo», agrega la entrenadora del grupo de élite de la natación gallega. «Sé que esta experiencia le va a venir muy bien para el futuro, porque va perdiendo el miedo a enfrentarse a las mejores y se da cuenta de que siempre queda margen para dar un poco más», indica Domínguez.
En este sentido, uno de los principales temores que rondaba la cabeza de María Vilas después de sus escuetas vacaciones de verano, que comenzaron tras el Europeo de Berlín (piscina de 50 metros) en agosto, es si podría repetir la excelente campaña que acababa de dejar atrás. Una temporada en la que había hecho saltar por los aires sus mejores marcas y empezaba a asomarse a la élite. De hecho, llegó a tener el quinto mejor registro mundial en los 1.500. Solo el regusto amargo de una discreta actuación en Alemania emborronaba el recuerdo. Por lo demás, parecía un curso difícil de olvidar y de repetir. Sin embargo, en dos jornadas de ensueño en Catar, María Vilas descubrió que su progresión sigue disparada. Y eso que ayer dando brazadas no se sintió en uno de sus mejores días. «En el 800 tuve malas sensaciones durante toda la prueba, iba muy agobiada, sufriendo,... Cuando toqué la pared pensé que haría 8.22, pero de repente vi el crono y no me lo podía creer», asegura. Después de salir del agua, le esperaban una voz de peso. Fred Vergnoux se acercó para felicitarla. «Has arriesgado saliendo tan rápida, pero es exactamente lo que tenías que hacer y además has aguantado muy bien», le dijo el hombre que ha pulido la carrera de Mireia Belmonte, la mejor nadadora española de todos los tiempos, y el técnico responsable del grupo de medio fondo en la federación española. «Fred cree mucho en María», resalta Luisa Domínguez.
Precisamente Mireia Belmonte se llevó la victoria en la final rápida de la tarde -María Vilas competía en las series lentas, que se celebraban por las mañanas y donde participan las nadadoras que llegan a la cita planetaria con peores tiempos-. La catalana volvió a exhibirse sobre la lámina de agua de Doha. Desde el 400 ya se vio que no tendría rival, ni alguien que la empujase para acercarse a su propio récord del mundo. Se quedó a algo más de cuatro segundos, con un 8.03,41, que, de todos modos, significa un nuevo récord de los campeonatos. «En la prueba faltó un poco de rivalidad y por eso me noté un poco más cómoda nadando», explicó poco después de colgarse su tercer oro en los Mundiales. «Faltó alguien empujándome para haber conseguido un mejor tiempo», indicó.