Un ultra atlético: «Cuando voy, sé que quizá no vuelvo»

redacción / la voz

DEPORTES

Un miembro del grupo radical del equipo madrileño relata que se pactó un combate sin armas, luego incumplido

03 dic 2014 . Actualizado a las 11:45 h.

Los testimonios de la tragedia del Manzanares, horas antes del Atlético-Deportivo, dibujan la crónica de un juego brutal y macabro. Peleas pactadas de antemano, con ciertos códigos y normas que no siempre se respetan, como la que el domingo terminó con la vida de Francisco Javier Romero Taboada a los 43 años. Según el testimonio de un miembro del Frente Atlético que participó en la refriega del domingo, y que coincide con el relato de algunas personas próximas al fallecido, la batalla se había acordado previamente. En declaraciones a Cuatro, el ultra desgranó como se gestó la gresca, sin entrar en la identidad de la personas que mataron a Jimmy, la principal incógnita de la investigación en curso.

«Tres semanas gestándose»

«Tres semanas andaba el asunto gestándose», asegura el ultra madrileño sobre la pelea más tumultuosa que se recuerda en el fútbol español, con unas 300 personas involucradas. Confirmaron la quedada por WhatsApp entre miembros del Frente Atlético y de los Blues varias versiones. Juan Manuel Veiga, un amigo del fallecido, explicó en Radio Voz que Jimmy le había hablado de la convocatoria unos días antes; también el presidente de la Federación de Peñas del Deportivo, Miguel Otero, señaló esa estrategia en la Radio Galega, y un amigo de Romero Taboada recordó ayer en Cuatro unas palabras de Jimmy el jueves pasado. «Me dijo ?mañana voy a salir en los periódicos, para bien o para mal. Si me sale mal, acabaré en el Manzanares», indicó el joven sobre un fatal presagio. Otros miembros de los Riazor Blues niegan la cita, pero admiten la voluntad de pelea.

«Era a mano abierta, sin arma»

«Nosotros habíamos pensado que ellos podían llevar navajas, porque esta gente es así. Y entonces decidimos guardarnos unos palos, por si acaso se les ocurría llevarlas. Cosa que no estaba pactada, porque en este tipo de peleas se pacta todo, lo que se lleva y lo que no. Y no se podía llevar arma. Era a mano abierta (...). Yo, cuando voy ahí, soy consciente de que a lo mejor no vuelvo, o vuelvo con una puñalada, con un ojo reventado o con un diente roto», explica el ultra del Frente Atlético sobre la pelea del domingo y ese tipo de quedadas. El inicio de las hostilidades lo marcaría supuestamente una traca de petardos y bengalas en el entorno de Madrid Río y terminó con puñaladas.

Supuestos códigos incumplidos

«En la cabeza de lanza siempre hay una o dos personas que llevan otro color distinto de ropa para que nosotros las tengamos identificadas y saber hasta donde podemos ir», aseguró el ultra en Cuatro. En los vídeos del domingo se intuyen cabecillas madrileños con abrigos rojos. Habla incluso de que se acuerda la indumentaria -«nosotros íbamos a ir de negro»- y de que los líderes de los grupos ultras son quienes suelen dar la refriega por concluida. «Se decide terminar porque los cabezas deciden que se ha ganado, y se grita para que se pare. En este caso, como no se han respetado las reglas y ellos han hecho cosas que no deberían hacer, no se suele parar hasta que llega la UIP [Unidad de Intervención Policial]». En una gresca como la del domingo, los resultados son aún más imprevisibles por el número de participantes, la extrema violencia con la que se emplearon y las armas que blandían. El tiempo que tardaron las fuerzas policiales en intervenir prolongó la agonía de algunos de los aficionados apaleados, como Jimmy, que terminó en el río.

Chalecos de protección

Los ultras más violentos se enfrentan con los rostros tapados, capuchas puestas y estrategias para no aparecer en las imágenes como las que se colgaron en Youtube ya el domingo. «Todos sabemos que nos podemos exponer a eso. Hay gente que va hasta con chaleco para que no le pinchen. Uno sabe que te puede pasar», asegura el ultra atlético que habló para Cuatro. Nada dijo sobre los agresores de Romero Taboada, al que golpearon hasta causarle la muerte tras sufrir un traumatismo craneoencefálico con hemorragia y el estallido del bazo por un golpe provocado posiblemente por una barra de hierro, según la autopsia.