El caso Vermaelen deja en evidencia a Zubizarreta

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DEPORTES

Condenado a pasar por el quirófano y a vivir un año en blanco el central belga

26 nov 2014 . Actualizado a las 19:02 h.

Cuando el pasado sábado batió con un 'hat trick' al Sevilla el histórico récord de goles de Telmo Zarra en la Liga, Leo Messi tuvo que compartir la noticia de su gesta deportiva con los abucheos a Josep Maria Bartomeu y Andoni Zubizarreta, a quienes el departamento de comunicación del club coló de forma temeraria en el video de la fiesta que se proyectó en los videomarcadores del Camp Nou. Y horas después de superar el registro de Raúl en la Liga de Campeones con otro hat trick al Apoel de Nicosia, todo lo positivo que genera el argentino con su fútbol vuelve a competir con lo negativo que transmite el club, en este caso un desaguisado antológico relacionado con Thomas Vermaelen, el central invisible que no podrá esquivar el quirófano y que se pasará un año en la enfermería. Bartomeu, como presidente que debe confiar en los encargados de configurar la plantilla, se lleva menos palos que el director deportivo, un Zubizarreta contra las cuerdas, víctima de sus decisiones y de sus palabras: «Es un fichaje de rendimiento inmediato», se le ocurrió decir al antiguo portero vasco aquel día de agosto en el que fue presentado Vermaelen pese a que estaba siendo acribillado a preguntas por su estado físico.

Todo el mundo sabía que el belga, de 28 años, llevaba dos temporadas encadenando lesiones musculares en el Arsenal, la última en el primer partido del Mundial con Bélgica hace ya cinco meses. El Barça pagó 18 millones de euros (10 fijos + 8 en variables) al club inglés por hacerse con sus servicios para las próximas cinco temporadas sabiendo que no había pasado con éxito la revisión médica, con los doctores avisando a Zubizarreta que era un percance de complicada curación. Pero, presionado por las críticas de no haber sabido fichar un central de garantías desde que está en el cargo, el director deportivo se puso una venda en los ojos y se la jugó. Incluso añadió esa frase que le acompañará de por vida, similar a la del verano de 2013, cuando osó afirmar que «el fichaje para la defensa es Puyol», apostando por la recuperación del gran capitán, que acabó retirándose antes del final de esa temporada ante la desesperación del Tata Martino, que tragó con todo y nunca se quejó.

Cuando el pasado domingo Vermaelen volvió a la lista de bajas por las molestias en los músculos isquiotibiales de la pierna derecha, estaba claro que los servicios médicos habían tomado alguna decisión de acuerdo con el central. Oficialmente tenía el alta médica desde el 25 de septiembre, el día después de jugar sus únicos 63 minutos como azulgrana en un amistoso del filial ante la selección de Indonesia sub-19, partido en el que incluso marcó un gol de cabeza. Sin embargo, alternó entrenamientos con el grupo con jornadas de «trabajo específico», lo único que decía de él el club cuando no se le veía en el césped, señal inequívoca de que sufría constantes recaídas de las que nunca se informó mediante comunicados. Si el domingo sí se dio ese paso es que algo había cambiado.

Y así fue. Vermaelen será operado, salvo cambio de última hora, en Finlandia por el traumatólogo local Sakari Orava, un especialista en el síndrome isquiotibial, el médico que ya operó a Pep Guardiola de la misma lesión a finales de los 90 y a David Beckham, entre otros muchos deportistas. Si se confirma el quirófano, el belga estará entre cuatro y cinco meses de baja, con lo que prácticamente dirá adiós a su primera temporada en el Barça. Él no tiene culpa, no engañó a nadie, llegó con radiografías que mostraban dos grandes cicatrices en los músculos isquiotibiales con riesgo de reproducirse por su cercanía. El culpable es el que dio el visto bueno a su fichaje y le presionó para que se recuperara pronto porque su rendimiento iba a ser «inmediato».