Una ciudad con mil posibilidades
El «estar lejos de la familia y los amigos» fue lo más duro, admite Yerai. Aunque contaron con visitas con las que «disfrutar de las mil posibilidades de Helsinki». Tenerse unos a otros ayudó. «Aunque entenderse no depende de la nacionalidad», dice Riveiro. Le apoya Couñago, que agrega que «na convivencia coñeces máis aos outros en menos tempo. Non houbo roces, e iso que tiñan que aturar aos nenos», recuerda el delantero en referencia a sus hijos ante las risas del resto.
Admiten sus compañeros que, de no ser por Pablo, quizá no se habrían animado. «O mellor foi ver que se converteron en xogadores importantes. A satisfacción de velos triunfar dáme moita alegría». Como se la da a Manolo Conde, de Casa Paco, que recibió la camiseta firmada por los cuatro para añadir al museo de su equipo -donde guarda, por ejemplo, una foto suya jugando con Couñago padre-, por el que los tres futbolistas pasaron. «Ya se sabe que la gente joven hoy tiene buscarse la vida lejos. Estoy muy orgulloso de ellos. Son como mis hijos».