Del español se esperan noticias que, en primer lugar, confirmen su salida de Ferrari -donde presumiblemente le sustituirá el alemán Sebastian Vettel, que tras ganar los últimos cuatro títulos y ser superado este año por Ricciardo, dejará Red Bull a final de año- y, después, indiquen cuál será su nuevo equipo.
Mientras, en una de las más nefastas campañas de la brillante historia de Ferrari, el doble campeón mundial asturiano podrá entretenerse ampliando la monumental paliza (14-3 en carrera y 15-2 en calificación) que le está infligiendo a su compañero finlandés Kimi Raikkonen, último campeón mundial de la Scuderia, en el 2007.
Kimi, a tono con los responsables del equipo carmesí, suma menos de la tercera parte de los 149 puntos con los que Alonso comparte la quinta plaza con Vettel. El finés es duodécimo, con 47 unidades.
Las mismas que suma el mexicano Sergio Pérez (Force India), que perderá siete puestos en parrilla, tras haberle sancionado la FIA (Federación Internacional del Automóvil) por provocar el accidente en la primera vuelta de Austin con el alemán Adrian Sutil (Sauber).
El venezolano Pastor Maldonado (Lotus), que el pasado domingo puntuó por primera vez este año, en Texas, donde acabó décimo, pero avanzó un puesto -tras la penalización de cinco segundos del francés Jean-Eric Vergné (Toro Rosso), con el que intercambió plazas- buscará nuevos puntos en Sao Paulo.
Allí aspira a inaugurar su casillero el otro mexicano, Esteban Gutiérrez, de la escudería Sauber, que, tras anunciar hace unos días al sueco Marcus Ericsson, confirmó ayer que el año que viene el otro piloto oficial será el brasileño Felipe Nasr.
Con el recuerdo muy presente del francés Jules Bianchi (Marussia), accidentado en Suzuka durante el Gran Premio de Japón y que aún se encuentra grave en un hospital de Yokkaichi, en la prefectura de Mie, se probará en Brasil una nueva versión del coche de seguridad virtual.
El «safety car» virtual, que ya se puso a prueba la semana pasada en Austin, es un sistema que permite trasladar de forma inmediata a los pilotos la orden de reducir la velocidad con bandera amarilla, sin necesidad de que salga a la pista el coche de seguridad real.