Hace dos años firmaron una remontada histórica para mantener el trofeo conquistado en el 2010
25 sep 2014 . Actualizado a las 23:00 h.Europa defenderá a partir de este viernes, en el recorrido escocés de Gleneagles, la copa Samuel Ryder en una nueva edición de la Ryder Cup, una de las competiciones más atractivas y de mayor prestigio a nivel mundial, en busca de hacer valer su condición de local ante el enrabietado equipo de los Estados Unidos.
Hace casi dos años, el equipo europeo firmó en Medinah, Chicago, una remontada histórica para mantener el trofeo conquistado en 2010 en el Celtic Manor Resort, sumiendo en el disgusto a los americanos, imparables el viernes y el sábado, y desbordados por el espíritu de Seve que impulsó a todos los chicos de José María Olazabal en los individuales del domingo donde recuperaron la desventaja de cuatro puntos.
El alemán Martin Kaymer aseguró con ese recordado putt en el 18 el punto que permitía al Viejo Continente retener la copa en suelo visitante, con los americanos desconcentrados y una vez más superados en una competición que desde hace tiempo ha dejado de ser su coto privado.
Ganadores de 25 ediciones, desde que la Ryder dio entrada al resto de Europa, figuras como Severiano Ballesteros, José María Olazabal o Bernhard Langer equilibraron las cosas y de 17 ediciones desde 1979, nueve (más el empate de 1989) han sido para los europeos, con los americanos ganando únicamente cuatro en los últimos 23 años.
Ahora, el objetivo del equipo capitaneado por Paul McGinley es el de no fallar en casa y seguir manteniendo el territorio casi intocable para su rival, que no gana a domicilio desde que lo hiciese en 1993 en The Belfry. Sin embargo, en aquella ocasión, estaban liderados por Tom Watson, el mismo capitán que les dirige ahora en busca de revancha y de olvidar del mejor modo posible la afrenta de hace dos años para evitar otro triplete de los europeos como el de 2002 a 2006.
Europa presenta, en teoría, una formación de más nivel, con cuatro jugadores entre los seis primeros del ranking mundial, algo que no es garantía de triunfo. Entre ellos está el número uno, el norirlandés Rory McIlroy, que quiere coronar su sensacional año, marcado por los triunfos en el British y el Campeonato de la PGA, con su tercera Ryder.
A su lado, jugadores que conocen bien la competición como el español Sergio García, que la disputa por séptima ocasión como tercero del mundo y debutará junto a McIlroy en un partido de nivel frente a Mickelson y Bradley, los ingleses Lee Westwood, que lo hace por novena vez consecutiva, Justin Rose e Ian Poulter, este fiel reflejo en Medinah de lo que transmitía Ballesteros en esta competición, o los dos últimos héroes de los triunfos de Europa, Martin Kaymer y Graeme McDowell.
Evitar el favoritismo
Todos ellos supervivientes del milagro de Medinah y que no deben caer en la autocomplacencia por el hecho de que el golf europeo, pese a contar con un circuito de menor potencial económico, brille ahora por encima del americano. Esa será la principal misión de McGinley que, además de acertar en las parejas para los foursomes y los fourballs para coger una buena ventaja para los individuales del domingo, tiene que tratar de apartar del supuesto favoritismo que les rodea.
Los Estados Unidos llegan heridos. Los americanos llevan dos años esperando esta Ryder Cup que rozaron con los dedos en 2012 y encomendaron la misión de recuperarla a todo un ganador como Tom Watson, campeón de ocho 'majors', entre ellos cinco Abiertos Británicos, los cuatro primeros precisamente en Escocia.
El veterano capitán, de 65 años, llegará con un equipo marcado por la ausencia de Tiger Woods, que tampoco es clave porque el californiano nunca ha rendido bien en esta competición, también con tres 'rookies' como Jordan Spieth, Jimmy Walker y Patrick Reed y con siete supervivientes de la pasada edición, entre ellos Phil Mickelson, líder indiscutible de la formación en su décima participación consecutiva.