Alta tensión en Singapur

Colpisa DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

DEPORTES

La carrera nocturna sirve de escenario para una nueva batalla en la guerra de Mercedes, con Ferrari en el punto de mira tras la debacle de Monza

18 sep 2014 . Actualizado a las 22:19 h.

Singapur, tierra de piratas antaño, recibe al gran circo con varios frentes abiertos. Por un lado, la ya eterna pugna interna que viven en Mercedes vivirá un nuevo capítulo, en el que todo gesto, toda mirada y, sobre todo, toda acción en pista, serán medidas con lupa. Más aún cuando, a partir de esta carrera, se hará cumplir de manera mucho más escrupulosa la normativa referente a las comunicaciones por radio. Ya no viviremos eso de «Lewis, Nico es más rápido que tú en la curva seis», sino que previsiblemente ahora tendremos códigos bastante más enrevesados

Será un aliciente más para ver una carrera siempre espectacular.

Los miles de vatios que se gastan de manera casi obscena, para más gloria del negocio que montó Bernie Ecclestone, servirán para poner más brillo a una carrera muy emocionante. El trazado urbano de Singapur, el Marina Bay Circuit, fue también el escenario donde Sebastian Vettel culminó su cuarta corona mundial. No sólo ha pasado un año de aquello, sino también ahora la situación es radicalmente distinta para el piloto alemán. Vettel no sólo ya no cuenta con la superioridad con la que arrasó en 2013, sino que está más cuestionado que nunca. Daniel Ricciardo camina con más poderío del previsto a rueda de los Mercedes, a la espera de un fallo de ellos para marcarse lo que recientemente se conoce como «un Räikkönen»: llegar como el tercero en discordia por el título y llevarse el gato al agua.

Las alternativas son las ya conocidas. Williams está rozando la victoria a cada Gran Premio que pasa, y después de la reivindicación de Massa en Monza, quizá sea Singapur su momento. Para ello tendrá que quitarse de encima una dura piedra, la de su propio compañero Valtteri Bottas, que tiene entre ceja y ceja acabar el año con una victoria. Williams se está jugando el tercer lugar de la clasificación general del Mundial de Constructores con Ferrari, y como avisaba el propio Bottas, no hay lugar para el error.

Y es que Singapur es una de las pruebas más duras de la temporada para los neumáticos y los frenos. La tracción en la salida de las curvas lentas y la altísima humedad que sufrirán pilotos y monoplazas exigen una mayor concentración que en otros circuitos. Pirelli lleva aquí los compuestos más bajos de su gama, los blandos y los superblandos, rebajando en un grado los elegidos el año pasado -llevaron medios y blandos-. La más que probable aparición del coche de seguridad será otro factor a tener en cuenta para un fin de semana muy complejo de prever

La nueva Ferrari, el viejo Alonso En Maranello bullen los rumores. La regeneración interna que se ha llevado por delante a un director de escudería, a un responsable de motores y al mismísimo presidente Montezemolo tiene visos de continuar en lo que queda de temporada. A Sergio Marchionne no le temblará la mano por guillotinar a quien haga falta y colocar a gente más de su gusto.

Bob Bell, uno de los responsables de los motores en la Renault que campeonó con Alonso, suena con mucha fuerza para vestirse de rojo a no mucho tardar.

Fernando Alonso es uno de los tres pilotos que sabe lo que es ganar en Singapur. Fue el primero en 2008, en aquel polémico GP del 'Crashgate' con Nelsinho Piquet como sacrificado del 'cruel' Flavio Briatore. También logró subir a lo más alto en 2010, ya vestido de rojo. ¿Logrará emular sus mejores días esta temporada? Después de lo vivido en Monza nada le haría recuperar más la confianza. La caída en desgracia de Montezemolo, y la inesperada muerte de Emilio Botín, han supuesto dos serios varapalos para la confianza del asturiano. Dos de sus máximos puntales ya no estarán para apoyarle en un Gran Premio que tradicionalmente se le ha dado razonablemente bien. No obstante, ni Ferrari está en condiciones de subir a lo más alto, ni nadie puede esperar más de lo ya visto. Un podio sería todo un logro, casi hercúleo, para un Alonso que vive una época muy compleja dentro de una gigantesca y complicada familia como es Ferrari.