El Bernabéu clama contra Florentino

la voz REDACCIÓN

DEPORTES

ANDREA COMAS

El madridismo proclama en ácidas pancartas el divorcio con su presidente

15 sep 2014 . Actualizado a las 21:18 h.

«Las manos de ACS, fuera del Madrid», o simplemente, «Florentino, dimisión» son algunas de las consignas que se pueden leer en las pancartas que seguidores radicales del Real Madrid han ido colgando en los últimos días por toda la capital de España. Dichas consignas no son sino la punta del iceberg del clamor del Santiago Bernabéu contra la gestión de Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y de una directiva en la que se integran los gallegos José Manuel Otero Lastres y Fernando Fernández Tapias.

Numerosos aficionados culpan a Florentino y a su equipo de una política de fichajes para la galería en la que se ha prescindido de futbolistas de contrastado nivel, como Di María o Xabi Alonso, para sustituirlos por piezas mediáticas orientadas a la venta masiva de merchandising, pero que, como en el caso de James Rodríguez, no parecen garantizar de momento el nivel competitivo que se le debe exigir al vigente campeón de la Liga de Campeones. Desde esa óptica hay que interpretar también consignas como «El legado de don Santiago, convertido en un supermercado», que cuelga estos días de un céntrico puente madrileño.

El desequilibrio del bloque de Ancelotti dio los primeros síntomas serios en Anoeta, con los cuatro goles que durante la segunda jornada de Liga le endosó la Real Sociedad. Y eso que el Madrid tenía el partido medio ganado (0-2) en la primera parte. Pero fue la derrota del sábado ante el Atlético la que supuso la consumación del divorcio, el detonante que ha hecho levantar la voz a la afición del Bernabéu. Durante el duelo con los colchoneros fueron retiradas de la grada varias pancartas que criticaban abiertamente a Florentino, y el «amo al Madrid, odio a sus dirigentes» que cuelga también de algún puente amenaza con instalarse ahora en las tribunas de Chamartín.

Otro blanco de la ira de la afición es Iker Casillas. El sábado fue abucheado con saña, e incluso insultado, por una parte del estadio a raíz de un saque de esquina que acabó en gol del rival. Quince años después de su debut, Iker consuma su primer divorcio de la afición blanca, que orienta de nuevo los cañones hacia la directiva cuando se acuerda del portero gallego Diego López, al que se dejó salir sin más después de cuajar una excelente temporada a las órdenes de Ancelotti.

«El público es soberano y, si me pita, lo que tengo que hacer es aceptarlo y entrenarme. Está en su derecho y a mí solo me queda responder de la manera que sé, jugando al fútbol», dijo el guardameta tras el partido del sábado. En el debe de Casillas, la sospecha de Chamartín de que al presidente no le tiembla el pulso a la hora de sugerir a su entrenador qué futbolistas deben ser alineados para que el supermercado blanco siga rentabilizando la máquina registradora.