Galicia, el juez supremo de la Vuelta

antón Buruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Las cinco últimas etapas que hoy arrancan en Ortigueira se perfilan como determinantes para el podio final

10 sep 2014 . Actualizado a las 11:54 h.

En la primera etapa con un perfil de alta montaña, con los desniveles sostenidos desde la primera hasta la última pedalada, Alberto Contador encontró el terreno que añoraba para lanzar un ataque devastador. En las rampas de la Farrapona se soldó a la rueda de Froome y después ajustició al británico danzando en un último kilómetro colosal de esa forma exuberante que lo hacen un corredor especial. Allí abrió por primera vez un hueco sustancial con los primeros de la general. Cedieron Valverde y Purito cerca de un minuto, y Froome 15 segundos. Pero las distancias todavía están en un puño y en Galicia queda suficiente asfalto como para la Vuelta se vuelva a poner patas arriba, para ser el juez de una carrera que las circunstancias de la temporada la han dejado con un cartel más reluciente que el mismísimo Tour. Son cinco etapas sobre un piso ondulado, casi nunca plano y que desgaja las piernas como pocos, pese a que en la primera, la que arranca hoy en Ortigueira y termina en A Coruña, los equipos de los esprinters tendrán una de sus últimas oportunidades para alcanzar un triunfo parcial, por lo que se afanarán en mantener el mando de la carrera, en evitar que una escapada numerosa les arruine la ocasión de subirse de nuevo al podio. Porque a partir de mañana la cosa cambia. Comenzará la vigilancia entre los grandes, entre quienes se juegan salir vestido de rojo de Santiago de Compostela.

Salida desde A Estrada y final en Monte Castrove, un alto de segunda categoría, por el que se pasa a pocos kilómetros de que se convierta en llegada y que esconde una trampa: rampas del 12% para cinco kilómetros de una exigente ascensión. Es el sitio perfecto para que hombres explosivos como Alejandro Valverde o el Purito Rodríguez minen la resistencia de Alberto Contador, quien ayer anunció que renuncia a correr en el Mundial de Ponferrada. «Visto lo visto ayer [por el domingo], Alberto [Contador] está muy fuerte y será muy difícil derrocarlo, pero nada es imposible. Si podemos ganar una de las etapas que quedan, igual vamos recortando segundos. ¿Quién sabe! Hasta que no llegas al último día no está todo dicho, nunca hay que rendirse», comenta el líder del Movistar Alejandro Valverde, quien desmiente la creencia que se ha instalado entre los aficionados al ciclismo de que el jersey rojo no cuenta con un equipo sólido que lo pueda respaldar en este tipo de jornadas nerviosas: «Aunque no parezca un equipo tan sólido como otros, tiene un bloque bueno a su lado y no tendrá ningún problema con eso».

El incidente de Purito

Por su parte, Purito Rodríguez asegura que no se centra en la general, porque sabe que para él será complicado estar entre los tres primeros en Santiago. «Me planteo intentar ganar una etapa, ya que el podio está difícil. Una victoria sería un premio para el equipo, para todos, y creo que la merecemos», recalcó el ciclista catalán, al que ayer uno de los escuderos de Froome, Philippe Deignan, acusó de haberle dado un puñetazo durante la subida a los lagos de Covandonga. «Un incidente sin más, circunstancias de carrera. Siempre hay 40.000 enganchones, hay piques, pero tan exagerado como lo que he leído no ha sido», indicó. Después de Monte Castrove, pasado mañana, más electricidad. 180 kilómetros entre Salvaterra do Miño y Cangas do Morrazo salpicados por otros dos altos de segunda (Monte da Groba y Monte Faro). Quizás demasiado poco para agitar a los capos, pero sí lo suficiente para que algún valiente intente alzar los brazos en solitario. Rodadores potentes que salvan sin dificultades la media montaña y que se pueden defender del hostigamiento de un grupo lanzado a fuerza de mover desarrollo con agilidad.

La del día siguiente ya es una etapa para avanzados. Corredores livianos que se deleitan cuando el trazado se encresta. Tres puertos antes del decisivo arreón hacia Os Ancares. El lugar para liberar la reserva de energía que todavía les resta en el fatigado organismo, que habrá aguantado prácticamente tres semanas en las que se pasó del calor abrasador de Andalucía hasta el termómetro suave y piso mojado del típico septiembre gallego. «Queda una semana que será clave, y será fundamental la etapa de Os Ancares. Será el último examen, será una etapa parecida a La Farrapona», destaca el británico Chris Froome, tan anárquico en su forma de correr, tan pendiente del potenciómetro como regular en su rendimiento cuando aparecen los días marcados en rojo en el calendario.

La traca final, la del domingo, tiene más pinta de exhibición que de otro episodio trascendente para la Vuelta. Una contrarreloj nocturno por las calles de Santiago de Compostela de apenas diez kilómetros. Espectáculo en estado puro para que la carrera se despida por todo lo alto de Galicia, del territorio que se perfila como su juez supremo.

Ciclismo | vuelta a españa