Xavi Hernández: Una especie en vías de extinción

Raúl Caneda

DEPORTES

ALBERT GEA

El adiós de Xavi a la selección deja en el equipo de Del Bosque un vacío incalculable

06 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Todo parecía indicar que Xavi Hernández dejaría la selección después del Mundial de Brasil. Ayer, con la pretemporada ya iniciada, el jugador se encargó de confirmar que él echaba el cierre a una época deslumbrante, la de mayor éxito de la historia para un combinado nacional, que nos acostumbró a la victoria de tal forma que solo sabremos valorarla en su justa medida cuando pase el tiempo, cuando -como ya ha sucedido- regrese el sabor de las derrotas. En esta España en transición, el adiós del centrocampista del Barcelona hace emerger un vacío de dimensiones incalculables. Porque Xavi es de esa clase de futbolistas para los que no se encuentra reemplazo, es esa especie que está eternamente en vías de extinción.

El tempo del partido

La cocción de una jugada

Entre las numerosas virtudes que ha acumulado Xavi a lo largo de su dilatada carrera una sobresale por encima del resto. Es inigualable cómo manejaba el tempo de los partidos, cómo sabía cocinar cada jugada hasta su exacto punto de cocción para que surgiese la acción determinante. Él desnudó algunas mentiras que se repiten de manera insistente en el mundo del fútbol. «Hay que acabar las jugadas», aseguran algunos. Lo que hay es que acabar las jugadas en gol. Y de hacerlo posible ya se encargaban Xavi e Iniesta. Y lo hacían como nadie. Ni siquiera Pirlo se les aproxima.

La velocidad y el criterio

Rápido, no atropellado

Y además Xavi demostró otra cosa también trascendente, que no hay velocidad más elevada que la que otorga el criterio, el decidir siempre de forma correcta qué hacer con el balón. Es el vértigo necesario para lograr desequilibrar al adversario. Y nada tiene que ver con la aceleración atropellada en la que reinciden algunos equipos. Para la memoria quedará aquel recital colectivo que fue la final de la última Eurocopa ante una Italia notable, a la que no le dieron ni una mínima oportunidad. Su forma de jugar es inapelable. La verdad reside en lo clásico, simplemente en saber jugar. Un axioma que, por evidente, en ciertos momentos se trató de enterrar.

El pasado

Un viaje plagado de críticas

Pero, pese a que sus cualidades eran notorias, el currículum de Xavi no ha estado exenta de la ferocidad de las críticas. Ni los mediocampistas de la selección brasileña que acaba de sufrir uno de los mayores ridículos de su historia, recibieron ataques tan feroces como los que encontró Xavi en el despegar de su sobresaliente trayectoria sobre el césped. Repasar las hemerotecas puede ser un ejercicio demoledor, que llega incluso a asustar.

De hecho, él y los de su estirpe siempre han vivido bajo sospecha. Solo hacía falta un mal resultado para que un tromba descargase sobre una figura irrepetible en el fútbol español. Poco a poco, consiguió que esas voces se quedasen mudas. Y en los tiempos de gloría, todo se vistió de color de rosa. Nadie pareció acordarse de dónde veníamos, de qué era España en la temporada 2004/2005.

La última etapa

El bajón en el rendimiento

Por eso, no es casualidad que el bajón de rendimiento de su equipo y de la selección española haya coincidido con las dos temporadas en las que Xavi ha tenido un menor protagonismo en el juego. La cuesta abajo, la última etapa, había empezado y ahora a España se le marcha definitivamente el jugador que durante la última década ha marcado, acompañado de Iniesta, la forma y el ritmo a los que se debía jugar cada minuto. Y como explicaba al principio, tendrá que pasar mucho tiempo para que seamos conscientes del enorme hueco que deja una ausencia de este calado.

El análisis de raúl caneda