Sin Teresa faltan las medallas

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

La ausencia de la palista española más laureada de siempre propicia que Galicia se quede sin preseas en el Europeo por primera vez en casi dos décadas

18 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde que en 1997 en la localidad búlgara de Plovdiv se empezase a celebrar de nuevo con regularidad el Europeo de piragüismo, Galicia siempre había tocado el podio. El fin de semana pasado en Brandemburgo (Alemania), casi dos décadas más tarde, no hubo una sola medalla con el sello de la comunidad. La falta de relevo para la generación de oro, la que capitanea David Cal, y en la que deslumbra Teresa Portela, la palista española más laureada de siempre y que se perdió la cita por su reciente maternidad, propició el tropiezo. Desde que estrenase su palmarés en Milán en el año 2001, la deportista de Cangas no ha parado de colgarse metales al cuello en la cita continental. Hasta 16 de todos los colores luce en su currículo. Un valor seguro que se echó de menos.

Pero Teresa Portela continúa con ganas de ofrecer batalla, sigue con cuerda para rato. A finales de marzo dio a luz a su hija Naira. Un mes más tarde ya estaba de vuelta al trabajo. «Los primeros días noté la inactividad. Evidentemente esto no es igual que la parada de un mes entre cada temporada», destaca. «Quería empezar pronto para ir cogiendo ritmo y kilómetros lo antes posible», agrega. A sus 32 años, Portela, cuarta en los Juegos Olímpicos de Londres, se marca como objetivo volver a la alta competición durante la próxima campaña y no pierde de vista la gran cita de Río de Janeiro en el 2016. Si consigue clasificarse, serían su quinta cita planetaria consecutiva. Un desafío solo al alcance de lo que ya es: una gigante del deporte.

Sobre la ausencia de recambio para sus éxitos y los de su generación, comenta: «Hay gente que está andando bien, pero se necesita tiempo para que maduren y también ayudas, una apuesta decidida, para que las buenas sensaciones se transformen en resultados importantes en las pruebas internacionales». La huella de la crisis económica se manifiesta con fuerza en las disciplinas menos mediáticas y más sacrificadas, las que solo sienten el calor de la masa cuando el viento sopla a favor.

Mientras Teresa Portela prosigue su puesta a punto, a miles de kilómetros de distancia al otro lado del Atlántico, David Cal, siempre cuidadoso con la dosificación de los esfuerzos, acelera su rutina para hacer realidad su próximo hito: la sexta medalla olímpica. Ya clasificado para el Mundial de agosto, Cal, que ha logrado tres bronces en los Europeos, sabe que todavía está un punto por debajo de otros candidatos al metal. Admite sin reparos, con la honestidad de un campeón, que su compañero de entrenamientos, el brasileño Isaquías Queiroz, actual campeón del mundo en C1-500, le saca los colores en las sesiones de preparación. Pero eso nunca le ha preocupado, sus planes siempre son a largo plazo y en esas distancias es un mago.

Los tiempos de gloria

David Cal y Teresa Portela representan todavía las mayores esperanzas para el piragüismo gallego. Han demostrado que su nota en fiabilidad es un diez. Atrás quedan los años en que la baraja de Galicia parecía inagotable, cuando a Teresa la escoltaban Carlos Pérez Rial, Perucho, -otra de las apuestas seguras a la hora de medir a los mejores-, Sonia Molanes, Jovino González, Ana María Penas, David García Mascato, Fredi Bea, José Luis Bouza o Tono Campos. Ahora las cartas se han reducido y solo falta esperar que los jóvenes valores terminen de cuajar. Pero el vacío que dejará ese ramillete tan especial de piragüistas, que ya se asoma al horizonte, nunca será sencillo de llenar.