Alemania sale, en principio como favorita. Eso no se puede evitar después de una semifinal contra Brasil con el resultado de 7-1. Además, durante el resto del campeonato ha dejado mejores sensaciones que su rival. Argentina pasó la primera ronda con tres victorias, pero sin un gran juego.
Esa condición de favorito no debería pesar, porque este equipo tiene jugadores que saben lo que es jugar bien dos mundiales, si bien les falta la guinda. Esta generación de Lahm, Schweinsteiger y Klose siempre ha estado ahí, muy cerca del título, pero no lo ha logrado. Es una generación con hambre, con ganas de hacerse con el Mundial que hoy se decide.
Cuando me preguntan si esta final guarda alguna similitud con la de 1990, respondo que un poco sí. Argentina también tenía la gran estrella, con Maradona. Y todo el mundo esperaba que fuese su mundial, que quizás, repitiese lo de 1986. Esta vez, para Messi, sería el primer título, y muy importante para el conseguirlo. Para su país, para su trayectoria como jugador, sería un espaldarazo. En este sentido, a lo mejor sí se puede comparar. También en que Argentina en el 90 no jugó de maravilla. Tenían a Maradona y a Caniggia, que era muy rápido.
La Alemania de este Mundial es una de las mejores de la historia, aunque siempre hubo buenos equipos. El de los 70 jugaba de maravilla y ganó la Eurocopa del 72 y el Mundial del 74. En el 90 también jugábamos bien, con futbolistas como Hassler, Littbarsky o Matthaus. Esta Alemania se ha aproximado al equipo español de los últimos años, con la posesión y el toque que tiene.
En la final una de las claves seguramente será anular a Messi. No hizo muchas cosas en el Mundial, pero hay que tenerle muy en cuenta en cada segundo, porque una jugada de él puede ser decisiva. Pienso que entre Kedhira, Schweinsteiger y Kroos, con mucha presencia en el centro del campo, pueden hacerlo. Y hay que respetar mucho a Argentina, que nunca se rinde.
Bodo Illgner es exportero de Alemania