Mundial 2014: Ceño de Brasil, sonrisa de Colombia

Manuel García Reigosa
M. G. Reigosa REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Los anfitriones exponen su condición de favoritos ante un rival que enarbola el atrevimiento

04 jul 2014 . Actualizado a las 17:55 h.

Brasil y Colombia son dos equipos maduros con el buqué de sus entrenadores, dos colectivos que llevan el sello de Scolari y Pékerman, tan diferentes como pueden ser un Tempranillo o un Merlot. No obstante, ambos técnicos coinciden en una cosa: los dos han tenido siempre claro el tipo de fútbol que embotellan, sin desviarse de sus ideas. A tenor de lo visto hasta la fecha en la fase de grupos y en los octavos de final de Brasil 2014, y echando mano del símil boxístico, cabe esperar un duelo entre un equipo fajador, Brasil, y otro estilista, Colombia, en un combate envuelto en los contrastes.

Scolari, poco proclive a hacer cambios en su once inicial, se verá obligado a sustituir a uno de los jugadores que más valora, Luiz Gustavo, que se perderá el choque por haber visto dos tarjetas amarillas. Es el centrocampista del equilibrio, el que sabe guardar la viña y darle salida al balón en el origen de la jugada.

Ramires se perfila como el recambio natural, aunque también podría optar por Paulinho, que empezó el Mundial como titular y acabó cediendo su puesto a Fernandinho.

Durante la fase de grupos, las alineaciones brasileñas fueron de sota, caballo, rey, salvo en el partido ante México, en el que Hulk no pudo ser de la partida por unas molestias en la espalda.

Pero con el paso de las jornadas Scolari ha ido incubando algunas preocupaciones, a la vista de las alternativas que está probando. El flanco derecho es el más explotado por los rivales en sus llegada. Ahí las acciones de Maicon cotizan al alza. Y ha llegado a probar con tres centrales, como en Corea-Japón 2002.

Arriba, ni Fred ni el largo Jo están teniendo mucho. En este caso, la variante tendría más calado táctico, ya que pasaría por ubicar a Neymar con la libertad de siempre pero en el mascarón de proa, alejado de la sala de máquinas.

Y mientras Brasil encara los cuartos de final con gesto que revela algo de desazón, porque llevar sobre las espaldas el manto del favoritismo pesa lo suyo y porque su fútbol no acaba de enamorar (hasta Neymar ha salida a la palestra con un mensaje de pragmatismo en grado sumo, cuya traducción libre podría ser «menos samba e máis traballar»), Colombia disfruta del camino y del paisaje. Después de dieciséis años sin pisar un Mundial ha irrumpido con la fuerza de los vinos que conquistan por el paladar. Gana y deja un buen sabor de boca, porque es de las pocas selecciones de este Mundial que no esperan la victoria sino que la buscan. Y, como Costa Rica, ya ha hecho historia con su clasificación para cuartos de final por vez primera, a pesar de no poder contar con su jugador franquicia, Falcao.

Pékerman tiene a todo el plantel disponible para plantar cara a la selección brasileña. Y, salvo sorpresa, optará por el mismo once que apeó a Uruguay con autoridad en la ronda anterior.