Gómez Noya vence en Chicago y regresa a lo más alto

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Delly Car ITU Media

El ferrolano se olvida de su lesión para romper la carrera en el 10.000 final y reforzar su liderazgo en el Mundial

30 jun 2014 . Actualizado a las 18:15 h.

La lesión que lo dejó sin correr diez días ya es pasado. Javier Gómez Noya ha recuperado la velocidad de crucero hacia su cuarto campeonato del mundo. En Chicago, en una prueba difícil de controlar, abrasó a todos sus rivales en un diez mil final para supervivientes.

El antiguo orden se ha resquebrajado definitivamente. La tiranía cuadriculada en la que los hermanos Brownlee transformaron el triatlón -con la única oposición de Javier Gómez Noya- durante el último lustro se ha evaporado. Sin ellos sobre el asfalto y con el neozelandés Tom Davison desatado sobre la bicicleta, las carreras han recobrado la sensación de que vuelve a existir espacio para lo impredecible. Ya no se trata de hacer o no hacer el corte en el agua y después consolidar la ventaja encima del sillín para salir a correr como empujados por un huracán. Con los británicos en el banquillo y sus escuderos tomándose un respiro (principalmente el eslovaco Richard Varga, encargado de efectuar la selección en cada brazada), a los 1.500 metros de natación le sucede un reagrupamiento prácticamente asegurado. El segundo segmento ha recobrado un punto alocado donde algunos rodadores excepcionales como Davison pueden realizar su apuesta.

En Chicago, con 33 grados de temperatura ambiente y 19,5 en el espectacular lago Michigan, el francés Aurelien Raphael tomó la iniciativa desde las primeras brazadas. Gómez Noya se situó entres los diez de cabeza y mantuvo esas posiciones hasta la transición. Por detrás, Mola y Murray, los otros favoritos, volvían a tener problemas para aguantar el ritmo de los mejores. Pero nada más cambiar a las dos ruedas el ferrolano se dio cuenta de que sería imposible mantener la distancia.

Por detrás, Davison avivó la marcha del pelotón perseguidor. Pegado a su rueda, Mario Mola. La caza se resumió a una vuelta. En ese momento, comenzó una serie de ataques y pausas interminables que se agotaron cuando Davison encontró su escapada junto al australiano Cameron Good. A partir de ahí, se levantó la bandera blanca y hubo una tregua que se prolongó hasta la segunda transición. En esa calma, Murray recuperó terreno y pudo afrontar el último diez mil soldado a Gómez Noya y Mario Mola. De hecho el sudafricano se puso al frente en el inicio a pie, donde también se dejó ver el ruso Bryukhankov. Pero pronto, el triatleta ferrolano entonó sus zancadas y se quedó con la única compañía de Mario Mola y un sorprendente João Pereira. Un nuevo latigazo del líder de las Series Mundiales aflojó al portugués. Ya mano a mano con su principal rival, lo ajustició a 3,5 kilómetros de la meta con una aceleración descomunal. Mola lo pagó cerca de la meta y Pereira lo volvió a rebasar.