El talón de Aquiles de Alemania pasa por el medio campo

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LASZLO BALOGH

Las pérdidas de balón de Lahm y la ausencia de un nueve de referencia pusieron contra las cuardas al combinado germano ante Ghana

22 jun 2014 . Actualizado a las 23:44 h.

Ghana desnudó el punto por el que puede romperse una Alemania que parecía indestructible: el centro del campo. El técnico Joachim Löw tiene cinco días hasta el cruce decisivo con Estados Unidos para resolver un desajuste que podría costar caro a una de las grandes favoritas en el Mundial de Brasil.

«Pérdida de balón, transición rápida, pase en profundidad y gol recibido», resumió en estilo telegráfico el capitán Philipp Lahm la historia del segundo gol de Ghana en el 2-2, en un partido que los africanos pudieron ganar el sábado en el calor de Fortaleza.

El propio Lahm resultó ser el más criticado por la prensa de su país. Sinónimo de fiabilidad en la maquinaria de Löw, fue responsable de varias pérdidas en el centro del campo que derivaron en ataques rivales y en el segundo gol de Ghana. El defensor pareció incómodo en el rol de mediocampista que descubrió en el Bayern Múnich de Josep Guardiola y que asumió ahora en la selección, pero se defendió recordando que el esquema salió bien en el imponente debut con goleada por 4-0 ante Portugal.

«A vaces sale bien, a veces mal. No es un problema general». Löw no pareció tan convencido. «Philipp suele cometer muy pocos errores. Hoy fueron dos o tres». El técnico admitió además que el problema no es circunstancial. «Precisamente los jugadores con mejor técnica tuvieron ya algunos problemas con la posición durante los entrenamientos».

El técnico adelantó a Lahm en su esquema para suplir la debilidad de un mediocampo mermado por la baja de Ilkay Gündogan y el pobre estado de forma de Sami Khedira y Bastian Schweinsteiger, ambos recuperados con lo justo de sendas lesiones. En particular, el mediocampista del Real Madrid pareció acusar aún los efectos de la rotura de ligamentos que sufrió en noviembre del 2013 y no resistió bien la humedad y los 30 grados de Fortaleza. Löw admitió que Khedira jugó «físicamente un poco al límite».

El vicecapitán Schweinsteiger, por su parte, viene siendo suplente en el esquema de Löw y el sábado sólo ingresó para sustituir a Khedira. El técnico consideró que su ingreso «trajo un poco de frescura» al equipo, pero no termina de convencerse de que esté realmente en forma como para ser titular.

Löw insistió también en alinear una defensa de cuatro formada sólo por centrales. La falta de laterales expertos que se proyecten al ataque y defiendan más arriba deja gran parte del peso del equipo al trío en el mediocampo que completa Toni Kroos.

La Alemania rejuvenecida y reinventada por el técnico terminó rescatando el empate gracias a un viejo conocido, el veterano Miroslav Klose, y a su recurso más clásico: un nueve real que dé el último toque y envíe la pelota a la red. A sus 36 años, Klose ingresó en el minuto 69 y tardó dos minutos en cumplir con su papel. El gol le sirvió de paso para igualar al brasileño Ronaldo como máximo goleador en la historia de los Mundiales, con 15 tantos.

Con falso nueve o con Klose, con Schweinsteiger de entrada o en el banco, con laterales o sin ellos, Löw tiene ahora hasta el jueves para reacomodar su equipo y volver a desplegar la potencia que deslumbró en la goleada a Portugal.

En el tercer y decisivo partido, en el que Alemania busca pasar a octavos de final y hacerlo como primera de grupo, espera una prometedora Estados Unidos. Que la dirija el exinternacional alemán Jürgen Klinsmann, mentor de Löw, añade presión y dificultad al reto táctico del técnico germano.