Un joven parapléjico da el «saque de honor» en el partido inaugural del Mundial de Brasil

DPA

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Usando un exoesqueleto robótico, el hecho pasó desapercibido por la mala organización del espectáculo

13 jun 2014 . Actualizado a las 17:26 h.

La ceremonia inaugural del Mundial de fútbol de Brasil 2014 ofreció hoy un puntapié inicial especial. No lo dio ningún mandatario ni ninguna autoridad de la FIFA, sino que estuvo a cargo de un parapléjico que gracias a un exoesqueleto robótico dio algunos pasos y pateó una pelota, pero casi nadie se dio cuenta de ello en el estadio Itaquerao.

La presentación, aguardada con ansiedad como el símbolo y demostración ante el mundo de un gran logro científico brasileño, fue rápida y discreta, realizada fuera de la cancha para no estropear el césped, y sin que hubiese anuncio de lo que ocurría a través de los altoparlantes del estadio.

Todos esperaban un gran espectáculo en torno a la presentación, considerada como el «puntapié inicial» de una nueva etapa de esperanza para personas con esta discapacidad en todos los rincones del planeta. Sin embargo, para las 62.000 personas que acudieron al partido inaugural del Mundial entre Brasil y Croacia todo este hecho ha pasado desapercibido, ya que en lugar de realizarse justo antes del comienzo del partido, se realizó al finalizar la ceremonia de apertura.

La presentación era el punto culminante de un proyecto iniciado en 2001 por el neurocientífico brasileño Miguel Nicolelis en el Centro de Neuroingenería de la universidad estadounidense de Duke, y que hoy involucra a un grupo de 156 personas de varios países del mundo, entre científicos y técnicos.

El proyecto, bautizado como «Walk Again» (Caminar de nuevo) se basa en la construcción de un exoesqueleto robótico de 1,78 metros de altura y entre 60 y 70 kilos de peso, que es «vestido» por el paciente parapléjico, quien lo hace moverse por impulsos eléctricos cerebrales.

Pese a que Nicolelis consideró la presentación de hoy como un éxito, lo que se vio en la Arena Sao Paulo fue muy distinto a lo esperado, que era que el voluntario se levantara de una silla de ruedas, caminara solo unos pasos y diera el puntapié inicial. Pero lo que pasó fue que el voluntario -el ex atleta Juliano Pinto, de 29 años, quien se quedó parapléjico a raíz de un accidente sufrido en 2006, apareció ya parado y vestido con el traje robótico, dio unos pocos pasos acompañado por Nicolelis y por dos asesores y luego hizo moverse la pelota del Mundial, que fue recogida por un niño.

La organización estatal Financiadora de Estudios y Proyectos del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que aportó unos 14 millones de dólares para la investigación de Nicolelis, había afirmado antes que el objetivo de la presentación era el de «acercar la ciencia a la población brasileña y de todo el mundo».

Además, la entidad confiaba en que el gran despliegue televisivo en torno al espectáculo permitiría que un público estimado en miles de millones de personas siguiera en vivo y en directo «uno de los más grandes pasos» de la ciencia de Brasil. Pero el tono discreto del espectáculo no estuvo en esta ocasión al nivel del logro científico.