Mundial de Brasil 2014: Los «Bleus», siempre en el diván

DEPORTES

La Francia de Deschamps se pone ante el espejo de sus últimos rotundos fracasos

12 jun 2014 . Actualizado a las 17:24 h.

a de Francia es una lucha constante con su propia identidad, a veces una pelea por buscarla. Después de los rotundos fracasos del Mundial 2010 y la Eurocopa 2012, la selección gala entró en otra de sus autocombustiones. Ahora, bajo la tutela de Didier Deschamps (un tipo que como jugador siempre tuvo muy claro lo que era) persigue competir en Brasil 2014 y, de paso, preparar el terreno para la Eurocopa del 2016 en campo francés.

Como casi siempre quitando 1998, lo de Francia es una incógnita. Capaz de ganar a cualquiera, de apretar a España en Madrid pero al mismo tiempo de empatar en Georgia, para llegar a Brasil tuvo que recurrir a la repesca porque puso a la selección de Del Bosque contra las cuerdas pero escapó entre Valdés y Pedro. Francia triunfó en la repesca y respiró. A Deschamps la clasificación le valió para perfilar un sistema (casi siempre 4-3-3) y un armazón. El problema es que esa columna vertebral incluye jóvenes aún en formación, futbolistas tocados físicamente y un delantero estrella que representa todas las virtudes y defectos de la selección gala. La irregularidad de Benzema, que se pasó 1.221 minutos sin marcar con Francia antes de resultar decisivo en el tramo final de la clasificación, personifica los males y las virtudes de los Bleus: talento, calidad, juventud y también capacidad de desconexión, cuando no apatía. Más regular suele ser Ribery, pero la gran estrella llega con dudas después de un último mes y medio de competición decepcionante. Incluso peligró a última hora su presencia en Brasil por un golpe.

Vive Deschamps pendiente de Varane, cuyo físico le ha traicionado toda la temporada. La defensa de Francia es su línea menos fiable, con Koscielny irregular, con Evra lejos de sus mejores días, con Abidal descartado... El central del Madrid, junto a Sakho y Mangala, es el futuro de una Francia que tiene por detrás a las exitosas camadas sub-19 y sub-20. Pero mientras maduran del todo esas generaciones camino de la Eurocopa del 2016, Deschamps tiene que confiarlo todo a Varane en defensa y a Pogba en el medio. El mediocentro de la Juve arropa, junto a Matuidi, a Cabaye, el cerebro de un equipo rápido, más cómodo en transiciones que con la pelota. Arriba, Benzema será la referencia móvil, casi un segunda punta ante los movimientos de la segunda línea. El ataque queda huérfano de Nasri, cuya exclusión provocó un terremoto en Francia. Prescindir del mediapunta del Manchester City también indica por dónde van los tiros de la Francia de Deschamps, mucho más agradecida con la rapidez y pegada de Griezmann que con el juego al pie del ex del Arsenal.

Francia fue obsequiada con una primera fase relativamente cómoda en Brasil, con Ecuador, Honduras y Suiza. Propicio para borrar la pobre imagen del 2010 fuera y dentro del campo. Y también para evitar un cruce con Argentina en octavos que ponga de nuevo a Francia ante su espejo: triunfar a lo grande cuando pocos lo esperan (véase Alemania 2006) o volver a casa con otro fracaso.