Barcelona-Atlético de Madrid: La magia de Leo Messi contra el genio de Diego Costa

Colpisa

DEPORTES

GUSTAU NACARINO

Si el argentino contacta con el balón, el equipo azulgrana es imprevisible y si el brasileño tiene espacio para correr, el conjunto rojiblanco es temible

31 mar 2014 . Actualizado a las 18:17 h.

Leo Messi y Diego Costa se han citado en tres finales de aquí hasta final de temporada. Las dos primeras son inminentes: este martes en el Camp Nou en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones y la semana siguiente en el Vicente Calderón, en la vuelta. La tercera, si Barça y Atlético no fallan en las próximas seis jornadas de Liga, será en el último día del campeonato, también en el Estadi culé, con el título en juego en un pulso directo.

Son muy distintos, su fútbol no se parece en nada, pero tienen una cosa en común que a día de hoy les coloca dentro del grupo de los cinco mejores delanteros del mundo junto a Cristiano Ronaldo, Ibrahimovic y puede que Lewandowski: están locos por el gol. Y son tan importantes para sus equipos que sus respectivos estilos se funden con el de sus escuadras.

El Barça siempre fue un equipo de toque que apostaba por la posesión como arma tanto ofensiva como defensiva: cuanto más tenga el balón, menos ocasiones le crean. Pero desde que Pep Guardiola inventó el falso 9 para Messi, la influencia del argentino en el juego ha ido en aumento.

De ser un finalizador por sorpresa que ha destrozado todos los registros goleadores de la historia del Barça -y pronto de la Liga- ha evolucionado hasta convertirse en la pieza clave en la construcción sin dejar de marcar goles. Para bien y para mal, la dependencia es cada vez más grande pues si el 10 no aparece en la mediapunta porque se toma un respiro o porque el rival logra desconectarle, el Barça lo sufre y su posesión pasa a ser inocente y aburrida.

Desde que volvió en enero después de dos meses de baja por su última lesión muscular, nadie en el mundo ha logrado más goles que Messi: 22 oficiales en el 2014. Y eso que durante los partidos parece dosificarse, mide los esfuerzos, quizás con respeto y prudencia tras muchos meses de contratiempos y con el Mundial a la vuelta de la esquina. De hecho, en las derrotas ante Real Sociedad y Valladolid caminó más que corrió.

Y hasta él hizo autocrítica con palabras y hechos. Desde el K.O. en Zorrilla ha marcado 9 goles, anotando en todos los partidos: Manchester City (1), Osasuna (3), Real Madrid (3), Celta (1) y Espanyol (1). Si es cierto que la pretemporada realizada en Argentina y Barcelona en diciembre y enero, esa que no pudo hacer en verano, se reflejará en los dos meses de competición que quedan, Messi y el Barça pueden ser imparables. Su magia lo transforma todo en ilusión.

No sabe dosificarse

Diego Costa no se dosifica. Se sospecha que desconoce el significado de ese verbo o que sepa que existe esa opción de vida. ¿Reservarse para algo? Eso no va con el brasileño nacionalizado español y futuro mundialista de Del Bosque en su país de nacimiento. Lo da todo desde el primer segundo.

Pelea, muerde, discute, presiona, roba, salta, empuja, encaja golpes y marca goles de todos los colores. Si el Atlético se ha caracterizado siempre por ser el equipo por excelencia del contragolpe, con Diego Costa ya alcanza un doctorado en la materia. Sus compañeros pueden estar tranquilos si el pase largo no ha salido todo lo preciso que se deseaba, basta con enviarla al espacio libre para que por allí aparezca el delantero centro rojiblanco con tanta velocidad y potencia que intimida a cualquiera que salga a su paso. Y como de calidad va sobrado, con una progresión que no se le imaginaba en sus inicios en lo referente a la definición, se ha ganado el respeto del mundo futbolístico.

Sin Messi, el Barça sobrevivió con Cesc de falso 9

Pero no se concibe un Barça sin Leo Messi ahora que llega lo trascendental del curso. Con Diego Costa pasa lo mismo en el Atlético. Lo pasaría muy mal el conjunto colchonero en caso de una ausencia por lesión -improbable valorando su físico privilegiado- o por sanción, algo en lo que debe tener más cuidado, especialmente en Europa, donde algunos árbitros no se andan con miramientos. Pero aunque no llegue a tener la sangre fría en ese sentido de Messi, que no protesta ni se queja de las entradas de los rivales, Diego Costa intenta ya no caer en las provocaciones y está consiguiendo que su genio y temperamento estén al servicio de su fútbol y del Atlético. Por algo lleva 25 goles en la Liga, para un total de 33 en el global de curso, y mantiene la pelea por el Pichichi con Cristiano Ronaldo (28) y Messi (22). Por algo su Atlético es líder con un punto de ventaja y tiene todo el crédito de un equipo que puede eliminar al Barça en Europa. Si Messi se lo permite.