Un trabajador infatigable, un valor seguro

Antón Paz

DEPORTES

28 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Pocos se pueden imaginar lo que supone embarcarse en la Volvo Ocean Race, una regata en la que mientras estás navegando no hay ni un solo segundo para el respiro, en la que se trata de llevar al máximo barcos con un comportamiento radical, surcando el mar a todo trapo. Apenas hay tiempo para dormir. En esas modificaciones del sueño, indudablemente el organismo también explora sus límites. Y bajo esas condiciones, la cabeza debe permanecer durante nueve meses lo suficientemente despejada como para tomar la mejor de las decisiones. En este sentido, Chuny es un trabajador infatigable, un valor seguro.

Comenzó a explorar el mundo de los cruceros desde que era muy joven en el Caixa Galicia y rápidamente se sumergió en las regatas oceánicas. Su capacidad de liderazgo, la determinación para ponerse al frente ante cualquier circunstancia le han servido para forjar una extraordinaria trayectoria y un prestigio que ha ido incrementando conforme a estas cualidades le ha sumado su impagable experiencia. Esa que le aporta a los navegantes la serenidad apropiada cuando aparecen los verdaderos problemas, cuando el material cruje en pedazos.

Por este motivo, Chuny siempre se ha convertido en parte importante de los proyectos de los que ha formado parte y parece que en esta ocasión no será una excepción. Tendrá un trabajo bonito por delante, porque en la edición que comienza en octubre los equipos afrontarán el cambio al diseño único. Con esta medida, la Volvo Ocean Race trata de recuperar fiabilidad en la flota. Que se pueda volver a ver regatas en las que la mayor parte de las tripulaciones consigan llegar a puerto y con escasas diferencias entre ellas. Correr sí, pero con el objetivo prioritario que siempre ha tenido la navegación: alcanzar la llegada.