Los piragüistas Teresa Portela y David Mascato ya son papás

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

DEPORTES

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Naira nació hoy a las 00.30 horas en el Hospital Provincial de Pontevedra. Pesó 3,895 kilogramos

29 mar 2014 . Actualizado a las 20:58 h.

Galicia acaba de alumbrar una nueva promesa olímpica. De nombre, Naira. Su peso, 3.895 gramos. Y aunque todavía está lejos siquiera de ser un proyecto deportivo, de partida presenta las mejores condiciones para triunfar en el mundo del piragüismo. Las que ha heredado de sus padres. Teresa Portela y David Mascato. Dos de los buques insignia del deporte de la pala, con media docena de diplomas sellados entre ambos en las últimas cuatro ediciones de los Juegos Olímpicos. Esta madrugada, a las 00.30 horas, Teri y David superaron con creces el disparo de adrenalina repetida en cada una de sus gestas deportivas, para experimentar la mayor alegría de sus vidas. Convertirse en papás por primera vez.

"Aquí, cun sorriso na boca de orella a orella. É unha pasada de experiencia". Así se arrancaba esta mañana Mascato desde el Hospital Provincial de Pontevedra al atender entre multitud de felicitaciones la llamada de La Voz. Todo perfecto. Incluso mejor de lo aguardado para quien esperaba ver el toro desde la barrera. "Eu tiña pensado en principio vivilo desde detrás, pero a matrona díxome mira, mira, e vivino en primeira liña".

A las tres de la mañana del jueves empezó Teresa Portela con las contracciones, y a las nueve David y sus dos mujeres se plantaban en el centro médico pontevedrés para encarar la cuenta atrás. Y, explica el padre, en cuanto Naira se animó a empezar a salir, todo fue muy rápido. Poco más de media hora. El propio David cortó el cordón umbilical. Acto seguido "puxéronlle a neniña a Teri no peito, e tívoa varias horas con ela", recuerda un Mascato al que todavía se le veía eufórico. Él mismo acompañó a la matrona a pesar a la retoña mientras la verdadera campeona, Teresa, empezaba a recuperar fuerzas tras la carrera más larga y emocionante de su vida.

Visiblemente cansada, la mamá olímpica, deportista española con mayor número de Juegos a sus espaldas y multimedallista internacional, todavía tenía fuerzas a primera hora de la tarde para bromear. Y eso, después de no haber recibido tregua desde la madrugada del jueves. "La verdad es que Naira vino grandecita". Mejorando la raza, se le replica; "menos mal que solo un poquito", responde mientras se echa una risa.

Teri se queda con que "todo salió muy bien". Ahora toca descansar, y "pensar solo en que la niña esté bien". A partir de ahí, adelanta la piragüista de Aldán, "recuperarme bien, organizarnos para la nueva vida con Naira (Teri y David regentan una clínica de fisioterapia en O Grove, de donde es él)" y después "volver en cuanto pueda a entrenarme pensando en la próxima temporada". Porque ahora Portela tiene el mejor motivo del mundo para seguir luchando por superar la única barrera que se le sigue resistiendo, una medalla olímpica que se le escapó entre los dedos en el 2012 en Londres. Río de Janeiro parece un buen lugar para estrenar el pasaporte de su niña.