Los fisioterapeutas del Coruxo acuden junto a un preparador físico a echar una mano al Chapela
27 mar 2014 . Actualizado a las 15:19 h.La crisis agudiza el ingenio y explota las amistades. Al menos, en el Construcciones Castro Chapela de balonmano. El equipo de División de Honor Plata ha sido capaz de tejer una enredadera de colaboradores que le permite funcionar en su estructura como un club grande, aún cuando los tiempos no son los mejores.
El año pasado, cuando el Chapela regresó a la División de Plata, Fran Teixeira quiso dar un paso al frente en el equipo. Consciente de que competir en la segunda división del balonmano español incrementaría la exigencia, decidió ponerse manos a la obra en busca de un preparador físico y un fisioterapeuta que ayudasen a incrementar el rendimiento del grupo. Como el dinero no abunda, decidió tirar de amistades, y por medio del vicepresidente del Coruxo, Manolo Falque, y del preparador físico del club de fútbol Joan Rodríguez, conoció a Adrián Ramilo y a Raúl Álvarez.
Adrián y Raúl ejercen como fisioterapeutas en el club de O Vao y trabajan mano a mano en la clínica que tienen Adrián y Joan en las instalaciones. Cuando Fran les comentó que el Chapela estaba buscando a alguien que pudiese echarle una mano en el cuidado de los jugadores, no lo dudaron. «Comezamos a colaborar por amizade con Fran. Acababan de subir a Plata e necesitaban a alguén que lles botara unha man porque non hai moitos medios. Nós dixémoslle que si, e falamos con Manu para que se encargase da preparación física».
Manu Fidalgo, recién licenciado en INEF, había hecho las prácticas el año anterior en el Coruxo, y colabora también en la clínica de Adrián y Joan, y al igual que sus compañeros, no titubeó. Acude varios días por semana a Chapela para programar junto a Fran Teixeira el apartado físico de la plantilla, y lo hace de forma altruista, como una fórmula más para coger experiencia.
Los lunes, a la camilla
Los lunes, con los cuerpos magullados y machacados de los partidos del fin de semana, es cuando las manos prodigiosas de Adrián y Raúl entran en acción en el pabellón de Chapela. Es el día en que uno de los dos acude a intentar recuperar a los jugadores sobre la camilla. La temporada no está siendo benévola a nivel de lesiones con el equipo, por lo que ya son habituales las colas para ponerse en manos de los dos fisioterapeutas, que pueden echar hasta tres horas trabajando con los balonmanistas. Y todo, por una ayuda mínima que cubre poco más que los gastos de desplazamiento. Además, en cada partido en casa, dependiendo de si tienen compromiso con el Coruxo, o Raúl o Adrián acompañan al equipo, en el que ya son unos compañeros más.
«Hai un ambiente fenomenal e os xogadores xa nos teñen cariño. Merécense iso e moito máis por todo o esforzo que están facendo», asegura Adrián, que reconoce que «cada vez que me toca ir aos partidos, contáxiome da súa ilusión. Ten moito mérito o que fan, traballar todo o día, adestrar e deixarse a pel en cada partido».
Ese reconocimiento que Adrián hace del Chapela es recíproco. «Nós estamos moi agradecidos. Esta xente non pon pegas nunca. Implicáronse moito con nós, algúns luns que o equipo descansa os xogadores chámanos e van velos igual», explica Fran Teixeira, para quién la disposición de Raúl, Manu y Adrián es clave para sacar el equipo adelante.
Las amistades permiten al club de balonmano contar con una estructura acorde a Plata