Un Ourense diezmado acumula otros 2.000 kilómetros en ruta

Luis Manuel Rodríguez González
LUIS M. RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

DEPORTES

Cada lesión multiplica su coste a un plantel limitado por su escasez de efectivos.
Cada lesión multiplica su coste a un plantel limitado por su escasez de efectivos. santi m. amil< / span>

El viaje a Balmaseda abre un paréntesis exigente en su carrera a la promoción

04 mar 2014 . Actualizado a las 07:05 h.

Nadie dijo que el fútbol fuera un deporte fácil, sobre todo en una categoría como la Segunda B, pero a la plantilla del Ourense parece haberla mirado un tuerto en una temporada que sigue plagada de obstáculos. Por si no fueran bastantes las calamidades derivadas de acumular impagos de hasta cuatro mensualidades -ayer les pagaron parte de una nómina-, los contratiempos se suman en un abanico de problemas de muy diversa índole, desde la progresiva devaluación de un plantel que ha ido perdiendo efectivos.

De hecho, el grupo de 23 futbolistas que afrontaba el torneo regular y la Copa Federación fue perdiendo cuerpo por el camino, desde los sub 23 (Toni, lesionado y Karim, por imposibilidad para entrenarse con el equipo) hasta los percances de rodilla de Juan Martínez y el portero Manu Táboas, obligados a pasar por el quirófano, y sin olvidar el traspaso de Daniel Pinillos al Córdoba, lo que significó el adiós del único lateral izquierdo específico.

Con solo 18 jugadores, incluidos los ya asimilados desde el filial -Aarón y Rubén Arce-, cualquier sobresalto se convierte en un grave inconveniente, teniendo en cuenta que los derechos federativos del club siguen suspendidos desde la denuncia de 6 exfutbolistas ante el sindicato AFE. Sin ir más lejos, las lesiones de Campillo y Capi han dejado en cuadro una zaga mermada de por sí, justo cuando han sido sancionados Moisés (en Copa) y Portela (en Liga).

Los ya consabidos defectos del campo de O Couto, desde sus fallidas obras de mejora del pasado verano al nuevo intento de sustitución de tepes, ya con el invierno encima, acentuaron el peregrinaje por diversos campos de la provincia, que han complicado aún más el trabajo de técnicos y jugadores, ya de partida sin sede fija para sus entrenamientos. Con ese panorama, el inicio de marzo, crucial por motivos de calendario, arrancó con diversos condicionantes negativos que elevan la dificultad de cada compromiso.

Si a finales de febrero, el Ourense ponía un pie en la final de la Copa Federación el nuevo mes arrancó con otro maratón de más de 2.000 kilómetros en autobús, entre el pasado sábado y la madrugada de este jueves. A diferencia de lo que había sucedido cuando se enlazaron los viajes a Oviedo y a la sevillana Alcalá de Guadaíra, esta vez las expediciones rojillas pernoctarán en sus respectivos destinos, pero a un fin de semana de viaje y partido, seguirá una única sesión de trabajo y otro desplazamiento para solventar el reto copero en tierras vascas, casi sin opción de un mínimo descanso y con varios deportistas arrastrando molestias de distinta índole.

Ante la imposibilidad de realizar rotaciones, los de Luisito saldrán hoy con sus quince hombres disponibles y Pablo Corzo, del filial, para medirse a un Balmaseda que mostró en O Couto su poderío físico y su tenacidad. Otro duro esfuerzo a la vista.