La élite progresa sin oxígeno

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Natación

Las nadadoras gallegas Bea Gómez y María Vilas firman resultados notables tras la concentración en altura de enero con el grupo de Fred Vergnoux

14 feb 2014 . Actualizado a las 09:34 h.

Hay una frase que el técnico francés Fred Vergnoux, la persona que ha tallado la carrera de la mejor nadadora española de todos los tiempos, Mireia Belmonte, repite de forma machacona: «Las cosas fáciles no conducen a demasiado lejos». Entrenarse a 2.320 metros de altitud en una piscina no es una tarea sencilla. Y mucho menos hacer 20 kilómetros diarios desplazándose pegado a una corchera bajo esas condiciones. La reducción de la presión atmosférica provoca la caída de los niveles de oxígeno. Es más difícil respirar, cada dedo de la mano pesa como una plomada y las bocanadas de aire no sirven para aliviar la tortura. Durante los tres primeros días, los de aclimatación, el corazón late un 10% más rápido incluso en reposo. Pero después de pasar por ese pesado trago, cuando el deportista regresa al plano, empieza a sentir aquella fórmula mágica de la que le habían hablado al subir a la montaña y que le multiplica su capacidad aeróbica, su umbral de resistencia.

Beatriz Gómez (Pontevedra, 1994) y María Vilas (Ribeira, 1996) lo saben bien. No era la primera vez que experimentaban esta sensación, pero quizás en la que derribaron todas sus fronteras. Del 28 de diciembre al 15 de enero permanecieron concentradas con el equipo nacional en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada bajo las órdenes del propio Vergnoux. «Hicieron dobles sesiones, con mañanas y tardes en la piscina, en las que María llegó a los 20.000 metros diarios; Bea, que no está tan acostumbrada a la altura, se quedaba cerca de los 18.000. Además luego completaban con trabajo de gimnasio», detalla Luisa Domínguez, la responsable del grupo de alto rendimiento de la natación gallega. «Este tipo de concentraciones se han vuelto indispensables para aspirar a estar en la élite y haremos dos o tres más a lo largo de la temporada [De hecho, María Vilas volverá a subir en marzo]».

Máxima exigencia

«Se me hizo muy duro. Fred nos exigía al máximo, pero sé que es necesario para conseguir las marcas que queremos», explicaba el pasado domingo la fondista del Club Natación Riveira después de finalizar en segunda posición en el 5.000 del campeonato de España de larga distancia, donde batió la mejor marca nacional de 18 años y la fijó en 57.15,80. No ha sido el único resultado sobresaliente para ella ni para Bea Gómez desde que regresaron de Sierra Nevada. También brillaron en el Meeting Internacional de Niza (Francia), donde conquistaron entre las dos cuatro metales. La pontevedresa se colgó la plata en los 400 libres y estilos y el bronce en los 200 estilos. Mientras que Vilas firmó un tercer puesto en el 1.500, con un registro de 16.36,12.

«A Bea nunca le habían ido bien las concentraciones en altura, pero en esta ya ha vuelto concienciada de lo que le pueden ayudar», apunta Luisa Domínguez. Un salto decisivo para quien desea seguir la senda de Mireia Belmonte.