Gómez Noya y Nadal: Una cita de gigantes

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Javier Gómez Noya y Rafa Nadal comparten una salida en bicicleta por Mallorca

10 dic 2013 . Actualizado a las 19:10 h.

El primer entrenamiento de la temporada para Rafa Nadal fue distinto a lo que acostumbra. Llegó puntual a las 9.30 horas para ejercitarse sobre la pista bajo la atenta mirada de su tío Toni, la que nunca lo ha abandonado desde que comenzó su meteórica carrera. Hasta ahí, la escena podría formar parte de su rutina habitual. Pero escrutando los movimientos de la primera raqueta del planeta, a pocos metros de distancia, se encontraba ayer un tricampeón mundial de triatlón, Javier Gómez Noya. El ferrolano presenció las primeras notas que liberaron las cuerdas de uno de los tenistas más grandes de la historia. Poco después, los dos se montaron en la bici de montaña para una sesión de una hora y media por la zona de Porto Cristo, en Mallorca. Un recorrido en el que estos gigantes del deporte pudieron compartir sus experiencias. Algunas anécdotas de esta cita ejemplifican por qué se han bañado en éxito.

«Salimos un grupo de diez personas y lo que más me sorprendió es que siempre quería estar en la primera posición, tiraba para marcar el ritmo. No le gusta tener a nadie en paralelo, ni delante. El resto, siempre por detrás», relata Gómez Noya. La voracidad de cada punto trasladada a cada pedalada. «Aunque -destaca, mientras sonríe- tampoco íbamos a una marcheta muy exigente, fue un paseo agradable en una mañana preciosa». Intercambiaron impresiones sobre sus planes de entrenamiento, acerca de cómo ganan fondo físico para aguantar un calendario extenuante. «Le describí mi puesta a punto y las características de las pruebas, y él me comentó detalles relacionados con sus rivales», indica el ferrolano.

Otro de los capítulos que centró su conversación fueron los Juegos Olímpicos de Londres: «Estaba apenado por no haber podido participar, le hacía mucha ilusión y finalmente la lesión en la rodilla le obligó a verlos desde fuera». Precisamente para fortalecer la musculatura que rodea la articulación, inicia Nadal sus excursiones sobre dos ruedas. «Le han dicho que le viene bien la bici de montaña y a él le sobra forma para andar con soltura».

Pese a ser un personaje global, donde más tranquilo está el tenista balear es en casa. Allí la fama no le agobia. «Cuando nos cruzábamos con alguien que lo reconocía, era gente de su pueblo de toda la vida que lo habían visto crecer desde pequeño y no se extrañaban de verlo... Lo llevan con naturalidad». De hecho, los únicos que detienen su avance son extranjeros que se quieren fotografiar junto al mito. Acaban la ruta en un bar. Esta vez, le toca invitar a Nadal.