Erik Quintela (Lugo, 1991), emprendió este verano el camino de la emigración. Salió del Breogán y lo contrató el Maia, recién ascendido a la Liga Portuguesa de baloncesto. Se aclimata poco a poco al país vecino.
-¿Le costó tomar la decisión de salir de España?
-Sí, bastante. Significaba alejarme de mi novia, mi familia y mis amigos. Y decir adiós al Breogán después de muchos años luchando por llegar ahí.
-¿Ya había estado en Portugal?
-Sí, de vacaciones en varias ocasiones e incluso jugué un campeonato hace unos años en Guimaraes. Todas las veces que estuve fue en el norte y guardaba buenos recuerdos.
-¿Cómo lleva la adaptación?
-Me está costando. Es la primera vez que salgo de casa, siempre había jugado en Lugo.
-¿Qué le parece Oporto?
- Es una ciudad sensacional, yo vivo en el centro de Maia pero el metro me lleva hasta ahí en 15 minutos y ya he aprovechado, en varias ocasiones, mis ratos libres para ir de visita. El baloncesto es muy seguido, aunque no se habla tanto como en España.
-Los pasteles, el bacalao y el vino, tienen mucha fama. ¿Cómo lleva la dieta y las costumbres?
-La gente aquí es muy tranquila, y aunque son famosos los pasteles y el bacalao, he de decir que mi plato portugués favorito es la francesinha.
-¿Qué echa de menos?
-Me he traído el coche y ya volví a Lugo a pasar unos días. Lo que más se hecha de menos es estar cerca de los tuyos y poder compartir ratos agradables. Estar en otro país me esta haciendo usar mucho el Skype.
-¿Cómo le han acogido?
-Desde el primer día, muy bien. A pesar de ser un equipo recién ascendido creo que tiene potencial para hacerlo bien. Espero seguir mejorando, que es lo que me hace falta.
-¿Quiere estar mucho tiempo?
-Tengo solo un año de contrato. Espero progresar lo suficiente para volver al Breogán con un papel más importante.