Iverson se retira totalmente arruinado

Luismi Cámara COLPISA

DEPORTES

FRED JEWELL

El base se despide del baloncesto en activo en bancarrota pese a ganar más de 150 millones de dólares durante su carrera

31 oct 2013 . Actualizado a las 20:09 h.

Si el talento se midiera en kilos, los escasos 75 que pesa Allen Iverson supondrían la excelencia concentrada en unos pocos gramos sobre una cancha del baloncesto. The Answer (La Respuesta) es el caviar iraní, la trufa blanca, el azafrán, una delicatessen en un menú en el que, en muchas ocasiones, el chef apuesta por cantidades ingentes de casquería y toneladas de carne de cerdo pagadas a precio de buey de Kobe.

Pero el plato se acabó. Iverson aprovechó el primer partido de la temporada de sus Sixers -que acabó en victoria ante los vigentes campeones, los Heat de Miami- para anunciar su retirada oficial, pese a que desde febrero del 2010 no disputaba un encuentro de la NBA y que desde enero del 2011 no jugaba un choque oficial tras abandonar el Besiktas turco

A los 38 años, arruinado, vencido por el tiempo y con un futuro que se antoja complicado, el base se despidió entre lágrimas en Filadelfia, la ciudad que le acogió y cuidó durante diez años, acompañado de otras leyendas de la franquicia, como Charles Barkley, Julius Irving y Moses Malone.

«Le di todo lo que tenía al baloncesto. La pasión todavía está allí, pero no el deseo de jugar. Fue una gran aventura», explicó un emocionado Iverson. Pero la realidad es que no es un adiós por todo lo alto, es más un abandono obligado por las circunstancias en un momento inoportuno y acuciado por las deudas. Porque The Answer pasa por graves problemas económicos pese a ganar más de 150 millones de dólares (más de 110 millones de euros) en sus 14 años de carrera en la NBA. De hecho, se especuló con su regreso a la la liga estadounidense o con su posible fichaje por equipos de Puerto Rico y China, pero la realidad es que está a años luz de sus mejores días y su atractivo mediático no compensa los riesgos ante un personaje insolente, egocéntrico y con unos códigos en la vida que se alejan de la norma.

Infancia problemática

El bagaje personal de Iverson está determinado por una infancia rodeada de drogas, miseria y asesinatos y por un suceso en la adolescencia que marcó a fuego el carácter del jugador. La noche de San Valentín de 1993 una pelea en la que se vio envuelto junto a sus amigos con un grupo de jóvenes blancos en una bolera de Hampton (Virginia) acabó con la detención de Allen -acusado de golpear a una chica con una silla- y de varios de sus amigos. Fue juzgado y condenado a cinco años de cárcel. Pasó cuatro meses en la prisión de Newport News City Farm, pero fue indultado por falta de pruebas en 1995.

Este pasado no le impidió ser elegido como el número uno del draft más bajo de la historia (1,83 metros), y la NBA vio cómo entraba en su estructura de glamour y élite baloncestística una estrella del hip-hop, irreverente y con pocas intenciones de asumir las estrictas normas de la competición. Talento y polémica

El pequeño genio, con todas sus virtudes y sus muchos defectos, fue uno de los grandes protagonistas del final del siglo pasado y la primera década del XXI con su juego descarado, atrevido y procaz.

Todo el mundo se preguntaba cómo un tipo tan pequeño y enjuto era capaz de competir en una liga de gigantes. Iverson hizo de la astucia y de la capacidad de driblar y engañar al rival un arte. Era capaz de chocar contra muros de músculos y recomponerse en el aire para encestar con profusión. Sin discusión, Iverson debe ser considerado como uno de los mejores bases anotadores de la NBA. Pese a sus límites físicos, era capaz de penetrar entre el bosque de brazos rivales y cortar la defensa rival como mantequilla caliente. El mínimo hueco era suficiente para asaltar la retaguardia del oponente, y si no existía el menor agujero, horadaba hasta crear de la nada la grieta por la que el rival acababa haciendo aguas.

Así consiguió que sus Sixers (un equipo menor con un rendimiento espectacular estrechamente ligado a su jugador franquicia) alcanzaran la final en aquel mágico 2001, el año en el que también fue elegido como el MVP del torneo. Sólo los Lakers del imparable Shaquille O'Neal le despertaron de su sueño. Fue el pico más alto de una trayectoria de subidas y bajadas constantes en la que el talento tuvo que compartir espacio con la polémica y los constantes enfrentamientos y altercados con técnicos, jugadores y dirigentes. Conocida es su relación de amor y odio con Larry Brown, el entrenador que ejerció de padre deportivo de un alma libre presa en una jaula de oro. Pese a los reproches, quejas y palabras malsonantes de ambos durante su estrecho y prolongado vínculo profesional y personal, Iverson se acordó de su mentor con afecto en el momento de despedirse.

«Al principio de mi carrera no tomé las críticas de la manera correcta, pero eso siempre me gustó. Él estaba allí para tratar de ayudarme a ser el jugador que quería ser. Me llevó a la condición de MVP», desveló desde el cariño.

«¿Volvería a cambiar algo? No»

Con unos guarismos de 26,7 puntos, 6,2 asistencias y 3,7 rebotes de media en la fase regular -que aumenta a 33 , 7,9 y 4,9 en 'playoffs'-, es imposible separar estos magníficos números del once veces Allstar de sus controversias por sus problemas con el alcohol, las drogas, por sus denuncias contra las normas de vestimenta impuestas por el comisionado David Stern, o por el controvertido divorcio de Tawanna Iverson, su novia de toda la vida y la madre de sus cinco hijos, que incluso le acusó de secuestrarlos.

A pesar de todo, el base no se arrepiente de nada. Su orgullo no se lo permite. «Mi carrera fue hacia arriba unas veces y otras hacia abajo -espetaba en su adiós-. Cometí un montón de errores, hice un montón de cosas de las que no estoy orgulloso. ¿Volvería a cambiar algo? No».