Bendita locura en el Bernabeu

Ignacio Tylko / Colpisa

DEPORTES

SUSANA VERA

Triplete de Cristiano, saludo militar a Blatter, abucheos a Arbeloa, regreso de Xabi Alonso, abrazo de Benzema a Zidane tras reencontrarse con los goles y otro pésimo arbitraje

31 oct 2013 . Actualizado a las 17:11 h.

Vibrante, vistoso, loco y desencorsetado duelo en el Bernabéu que ni siquiera pudo afear un mal árbitro, otro más, empeñado en pitar penaltis inexistentes y en ser más protagonista que las estrellas. Un choque donde el Madrid dejó muestras de ese equipo extraordinario que debe llegar a ser pero también cometió distracciones imperdonables en defensa que permitieron crecer a un Sevilla muy extraño para ser entrenado por el detallista Unai Emery. Contrates, dobles caras y un Gareth Bale que se convirtió en el jugador de la noche. Disfrutaba de su primer partido como titular en el Bernabéu, marcó dos goles, el primero de gran belleza, dio dos asistencias con la derecha, recordó a ese jugador cañón que maravilló en el Tottenham y estropeó su imagen con una caída teatral dentro del área que le retrata y le daña aún más que esa protrusión en la espalda

Espoleado por la falta de respeto del máximo dirigente del fútbol mundial, Cristiano aceleró, firmó un triplete y superó los 156 goles en Liga del mítico Puskas. Tras anotar el primero de la serie, de penalti, el «comandante» se cuadró y utilizó un saludo militar que dará la vuelta al mundo. Desde la distancia, respondía así, con goles y gestos, a ese dirigente con dotes de 'Chiquito de la Calzada', de mal parodiante. Anécdotas al margen, Benzema se reencontró con los aplausos, los pases y controles geniales y los goles, Isco se reivindicó tras verle las orejas el lobo durante dos partidos en el banquillo y Xabi Alonso volvió a sentirse futbolista. Pero hubo más porque Arbeloa fue recriminado por la exigente hinchada merengue. Durante varias fases del partido, el defensa internacional fue un coladero por el que Vitolo, otro magnífico futbolista de la inagotable escuela canario, y Jairo, penetraron hasta el fondo.

Ambiente cargado en Chamartín en una jornada de resaca de clásico.

Loas a Cristiano, insultos al guasón Joseph Blatter y tímidos pero sintomáticos abucheos a Carlo Ancelotti en los prolegómenos. Un técnico que realizó cuatro cambios con respecto al once del Camp Nou, ya que entraron Arbeloa, Illarramendi, Isco y Benzemá en lugar de Carvajal, Pepe, Modric y Di María. Pero, por encima de todo, no jugaba un central de medio, ni Bale de ariete, donde el galés no puede desarrollar sus virtudes porque no encuentra espacios y ejerce casi más de espaldas que hacia el frente.

Un once lógico Con un equipo mucho más lógico, el Madrid brilló como no se recordaba en la primera media hora. Junto, dinámico con y sin balón, solidario, rápido, versátil y decidido. Presionó arriba, robó y jugó a uno o dos toques. Cuatro jugadores por encima de todos. El letal Cristiano; Isco, que se ofrecía, zigzagueaba, driblaba y asistía; Benzema, un fenómeno en los desmarques que se abrazó a Zidane cuando marcó en la segunda parte; y Gareth Bale, que por fin se soltó y dejó claro que no se le ha olvidado jugar el fútbol. Entró desde la derecha, a pierna cambiada, y se asoció a la perfección con Karim.

El duelo se abrió tras una combinación maravillosa y un movimiento enorme de Cristiano, que se llevó a dos defensores y facilitó el trabajo de galés. Bale controló, recortó hacia fuera y la rompió de rosca. Un magnífico gol que desnudó a un Sevilla que se presentaba después de siete partidos sin perder, cinco de ellos en Liga, y con una defensa de cinco o de tres, según se mire y dependiendo de si Figueiras y Alberto Moreno se incorporaban al centro del campo o reculaban, como hicieron al principio.

Era la noche de Gareth. Así lo entendió Cristiano, que le permitió incluso lanzar un golpe francó que se convirtió en gol tras desviar con la mano Moreno en la barrera. A partir de ahí, la noche se transformó en un correcalles magnífico para el espectador y, seguramente, difícil de asimilar por los entrenadores. Cuando Cristiano firmó el tercero, de penalti, había sensación de goleada pero no de que los hispalenses rondasen incluso el empate. Rakitic, de penalti, y Bacca acercaron distancias antes del descanso. Y en el arranque de la segunda parte, Jairo la tuvo justo antes de que reapareciese el huracán blanco. Rakitic falló un penalti y el Bernabéu acabó de fiesta, con gritos de ¡«Diego Costa, no es español»!

Real Madrid-Sevilla (7-3)

Real Madrid: Diego López, Arbeloa, Varane, Ramos, Marcelo, Illarramendi (Xabi Alonso, min. 63), Khedira (D María, min. 81), Isco (Modric, min

70), Bale, Benzema y Cristiano

Sevilla: Beto, Diogo Figueiras, Pareja, Carriço, Fernando Navarro, Alberto Moreno, Rakitic, M'Bia, Jairo (Perotti, min. 61), Vitolo (Reyes, min. 84) y Bacca (Gameiro, min. 61)

Árbitro: Teixeira Vitienes II (Col. Cántabro). Expulsó por doble amarilla a M'Bia (min. 75). Mostró amarilla a Alberto Moreno, Sergio Ramos -un partido de sanción por acumulación de amonestaciones-, Arbeloa, Khedira, Ancelotti

Goles: 1-0: min. 13, Bale. 2-0: min. 26, Bale. 3-0: min. 31: Cristiano, de penalti. 3-1: min. 38: Rakitic. 3-2: min. 40: Bacca. 4-2: min. 52: Benzema. 5-2: min. 59: Cristiano. 5-3: min. 62, Rakitic. 6-3: min. 71, Cristiano. 7-3: min. 79: Benzema