Diego Costa: dos caminos, solo una salida

DEPORTES

Juan Carlos Hidalgo

El dilema del delantero del Atlético ya lo vivieron antes históricos de la selección española

28 oct 2013 . Actualizado a las 05:00 h.

Fuego amigo sobre Diego Costa. Nada mejor que los goles para despertar interés en el fútbol. Y el delantero del Atlético, nacido brasileño en 1988 y convertido en español desde julio, afronta un dilema en el que, haga lo que haga, recibirá críticas. La sensación del inicio de temporada, con 12 goles, ya había sido convocado para un par de amistosos con la canarinha el pasado marzo, pero al tener ahora doble nacionalidad podría defender al equipo de Vicente del Bosque. El primero que lo alinee en un compromiso oficial se lo quedará para siempre.

Según el seleccionador español, Diego Costa ya le transmitió que ha elegido jugar con La Roja, a la espera de que se formalicen los trámites que la FIFA exige ahora para la alineación de oriundos. La historia de los futbolistas naturalizados es rica en anécdotas desde que el Filipino Paulino Alcántara debutó en otoño de 1921 y derribó una barrera. 38 futbolistas siguieron hasta hoy sus pasos. Tres de los grandes mitos del fútbol español nacidos en los años veinte -en otros países- ilustran la flexibilidad con la que se afrontó el tema de los futbolistas naturalizados durante los años 50 del siglo pasado.

Di Stéfano

Un joven Alfredo Di Stéfano ganó en 1947 la Copa América con Argentina, pero la albiceleste renunció luego a jugar los Mundiales de Brasil 1950 y Suiza 1954. En su árbol genealógico se mezcló sangre de origen irlandés, francés e italiano, pero fue la española su siguiente selección. Debutó con el Madrid en 1953, se nacionalizó en 1956 y debutó con La Roja en 1957. Aunque no llegó a triunfar en grandes torneos. España no se clasificó para Suecia 1958 y La Saeta Rubia se lesionó poco antes del debut en Chile 1962.

Kubala

El periplo de Ladislao Kubala antes de jugar con España ilustra parte de la historia europea del siglo pasado, pues su huida de los regímenes comunistas del Este de Europa marcó tanto su vida como su carrera. Jugó con su país de nacimiento, Hungría, con la tierra de sus padres, Checoslovaquia, y con su país de acogida, España, adonde llegó con el Hungaria, un equipo de exiliados. Tras un partido en Barcelona, fichó por el club azulgrana en 1950 con solo 23 años y se nacionalizó en 1951 (para lo que antes tuvo que bautizarse) tras un conflicto con la federación de su país natal. Pero no llegó a brillar con la selección. Jugó la previa de Suiza 1954 y la de Suecia 1958. El peculiar caso de Kubala, con tres patrias futbolísticas en pocos años, pues se podía defender prácticamente al país donde se residía, fue el origen del cambio de normativa de la FIFA, que ahora solo permite jugar partidos oficiales bajo una bandera.

El éxito que les faltó a Di Stéfano y Kubala lo había tenido Puskas al conseguir el subcampeón del Mundo en Suiza 1954 con Hungría, pero luego no llegó ni a marcar cuando empezó a jugar con la selección española tras su fichaje con el Real Madrid.

Juan Antonio Pizzi

Ya en una época más reciente, Juan Antonio Pizzi fue uno de los naturalizados con más partidos con España. Y llegó a disputar y ganar en Madrid un amistoso contra su país de nacimiento, Argentina, al que le marcó uno de los dos goles del triunfo. A esa hipótesis apela el excéltico Catanha, hispanobrasileño que también vistió la camiseta de la furia. «Si Diego mete un gol con España en la final del Mundial ante Brasil y lo celebra... ¡La que se va a liar aquí! No le dejarían entrar después en el país», comentó entre risas.

Pizzi disputó la Eurocopa de Inglaterra 1996 y el Mundial de Francia 1998. Pero ningún oriundo había ganado un título hasta que Senna contribuyó al triunfo de España en la Eurocopa del 2008 en Austria y Suiza.

Otros jugadores renunciaron a competir con la selección. Pero esa ya es otra historia.