Escudos llegados desde el cielo

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

CÉSAR TOIMIL

La fibra de carbono y el kevlar, materiales propios de la industria aeronáutica, se consolidan en el tradicional fútbol, donde se usan para fabricar espinilleras

24 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En menos de un lustro, materiales como la fibra de carbono y el kevlar, propios de la industria aeronáutica y de los que antes solo se escuchaba hablar por la fórmula 1 o el motociclismo, se han consolidado en deportes tan tradicionales como el fútbol. El abaratamiento de costes en los procesos de producción ha hecho posible que lleguen al mercado con precios razonables para el consumidor. Sus virtudes, innegables. Mayor ligereza y resistencia y enorme durabilidad. Para el jugador profesional medio, ya no se entiende que, por ejemplo, los escudos de sus piernas, las espinilleras, no se fabriquen con estos componentes.

Las versiones anteriores, las de plástico, pesaban cada una entre 150 y 200 gramos. Mientras que las de fibra de carbono, cuya resistencia triplica la del acero, se quedan en 42 gramos; las de kevlar, un poco más complicado de trabajar, pero inalterable al rozamiento, aumentan hasta los 51 gramos. «Tanto la fibra de carbono como el kevlar son una especie de telas que luego se mezclan con resina epoxi para lograr el componente con el que se hacen las espinilleras», comenta Simón Cabarcos, que antes de dejar el mundo del balón (jugaba en Tercera División con el As Pontes) decidió montar una empresa, Blindaxe.com, dedicada a la elaboración de estos artículos. Hoy exporta a países como Australia, Catar o Nueva Zelanda. «Es cierto que son un poco más caras. Las que nosotros vendemos, personalizadas, cuestan más o menos 120 euros; mientras que las convencionales, las puedes encontrar por 10», explica Cabarcos, quien agrega: «Para la mayoría, la comodidad de un artículo a medida compensa compensa la diferencia».

Otras mezclas en el horizonte

Pero la rueda de la innovación jamás se detiene. Lo que hoy parece un avance gigantesco dentro de unos pocos años puede quedar obsoleto. «Se sigue investigando en nuevos compuestos que puedan incrementar el rendimiento de lo que ya existe, pero lo importante es que tengan muchas aplicaciones, porque de este modo será asequible producirlos», destaca.