Iván Raña: «Nunca llegué tan fundido»

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Gastó «todo lo que tenía» para remontar doce puestos en la mítica prueba

18 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Todo suma a la hora de añadir estos días fatiga sobre el cuerpo de Iván Raña (Ordes, 1979). El factor principal, el tremendo esfuerzo que realizó el pasado fin de semana cuando en su debut en el IronMan (3,8 kilómetros de natación, 180 de bicicleta y 42,195 de carrera pedestre) de Hawái, una de las pruebas más legendarias en el mundo de la larga distancia, finalizó en la sexta posición. Un puesto especialmente meritorio por la remontada que ejecutó en el maratón final que inició desde la décimo octava plaza. Pero tampoco le ha ayudado a recuperar, la paliza de vuelos que ha necesitado para regresar a casa. Casi dos días enteros de viaje. Sin embargo, por encima del cansancio, el rostro del triatleta gallego lo que transmite es satisfacción. Primero, por el deber cumplido; y segundo, por no haberse dejado sin gastar ni una mota de energía en su empeño.

-¿Cómo valora su primera experiencia en Hawái?

-Es una prueba increíble. Pocas cosas en el mundo del triatlón se equiparan a esto. Quizás unos Juegos Olímpicos y alguna competición de las Series Mundiales, pero el ambiente que hay aquí es difícilmente igualable.

-¿Y su rendimiento?

-En el agua quizás no me sentí todo lo cómodo que quisiera, pero como no estaba Andy Potts se fue a un ritmo inferior al previsto. Siempre estuve cerca de los primeros puestos. De hecho, hice la transición a la bici, pegado a los de cabeza.

-La bici, ¿asignatura pendiente?

-En este sentido, llegaba bien preparado. Había incrementado mi rendimiento y cogí el ritmo de buenos rodadores. Pero hay algunos bestias a los que seguirles la rueda es una locura. Todavía me queda mucho que mejorar en este segmento. Sobre todo, tácticamente. Tengo miedo de cometer errores que me cuesten caro.

-¿A qué se refiere?

-Pues a que las normas del IronMan son diferentes a las de la distancia olímpica. Aquí no puedes usar el rebufo. Tienes que dejar siempre una separación de 12 metros y solo dispones de cinco segundos para adelantar. Si no te ciñes a estas exigencias, puedes recibir una sanción de cuatro minutos. Aún no conozco bien los límites y no quería arriesgarme. Eso, sin duda, me penalizó.

-Además, se le atragantaron los últimos kilómetros de la bicicleta. Allí se le escaparon las opciones de podio.

-Es que, de pronto, empezó a entrar viento de cara. Esas condiciones favorecen a los especialistas. A mí me habría ido mejor un recorrido un poco más duro, con algún trecho de subida. Creo que estaría antes de empezar a correr en ese rango de seis o siete minutos que, en condiciones normales, podría recuperar corriendo.

-Es que en este maratón se plantó con más de 18 minutos de desventaja. ¡Menuda remontadas se marcó!

-Salí a dar todo lo que tenía desde el primer metro. Sabía que podía correr rápido y las piernas me respondieron. Intenté regular algo para no pasarme de punto. Pero empecé a ver cómo dejaba atrás a hombres fuertes como Bevan Docherty o Eneko Llanos y entonces seguí apretando. Después de 42 kilómetros, casi terminé al esprint. Y entré al límite de las fuerzas.

-¿Recuerda alguna ocasión en la que hubiese acabado tan vacío?

-No. Nunca llegué tan fundido. Tenía que esforzarme para mantenerme en pie.